Reseñas

domingo, 2 de junio de 2013

A walk on the wild side

Triple sesión malsana: ManiacThe lords of Salem  y Stoker, tres películas que es imposible que dejen a uno indiferente y sentado tranquilamente en el sofá, de esas cintas realizadas para remover... tripas, por supuesto.

Maniac (Franck Khalfoun, 2012) es un remake de la película del mismo título de 1980, dirigida por William Lustig y, en este caso, llega en forma de coproducción Francia\USA con Alexandre Aja como productor y guionista.
La película nos pone en la piel de Frank Zito, un temible Elijah Wood, un tipo raro que vive rodeado de maniquís y traumas de infancia y con una malsana obsesión: acechar mujeres y cortarles la cabellera.
Cosas de la vida.



Estableciendo un paralelismo mas que evidente, Maniac es el Drive de lo trash. Un estilo visual impecable, impactante y centrado en su protagonista, prácticamente en primera persona, poniéndote en la piel del killer, en sus propios ojos. La tensión no se supera fácilmente y muchas veces cuesta quedarse con el punto de vista de Frank, tomando como referencia las manos, la vista y la voz de Elijah Wood, poco visible pero muy presente en la película, con un excelente trabajo.


Éste punto de vista favorece la implicación personal del espectador con la mente destrozada del protagonista, a medio camino entre la pena y el horror mas profundo, una perfecta disección de la mente psycho.
Sus primeros minutos, hasta la aparición del título, son un perfecto reflejo del resto de la película: tensa, cruda, desagradable, hasta su sangriento final.
No apta para mentes sensibles pero absolutamente recomendable.

"The Lords of Salem" (Rob Zombie, 2012) es pura polémica. No creo que haya un punto intermedio, o te gusta o la odias, pero no debe existir sitio para la indiferencia.



El argumento tiende un puente entre el pasado y el presente, con una locutora de radio (Sheri Moon Zombie) que recibe un extraño vinilo de un grupo desconocido,  The Lords. Su vida comienza a descender por una extraña espiral hacia el mismo infierno.

La historia en sí no es ninguna maravilla, la verdad. Tenemos brujas, maldiciones y al demonio, con un toque musical y una investigación histórica. Bien, lo justo.
Donde destaca, sin lugar a duda, es en su aspecto visual y conceptual.
El demonio en una cruz roja de neón. Tal cual.
Las actuaciones van justitas, empezando por la mujer del director y protagonista, pero destacan la tripleta de señoras, esa especie de "chicas de oro" algo raras.



Atmósfera inquietante, apariciones imposibles y un frenesí final que pone el broche perfecto a la película. Quizás Zombie peque de ambicioso, intente acercarse al (atención a lo que voy a decir) delirio visual mas propio de un Kubrick lisérgico pero mas basto y con tendencia a la provocación.
La cuestión es que funciona, pese a su déficit de guión e impacta.
¿Una escena?: Heidi entrando en el apartamento número 5 para comprobar lo que hay, en realidad, en su interior.
Excelente.
No es película para dejar reposar, es de visionado inmediato, visceral.

"Stoker" es, sin duda, la película mas redonda de las tres de esta sesión. Dirigida por un Park Chan- Wook (director de la imprescindible Oldboy, entre otras) que sigue sin renunciar a su particular ritmo narrativo (¿arrítmico?) y un estilazo visual que quita el hipo, la clave del film recae en el guión, minucioso y malicioso, escrito por, atención, Wentworth Miller, mas conocido por ser Scofield, el escapista tatuado de Prison break.



India (Mia Wasikowska) pierde a su padre en un misterioso accidente, quedándose sola con su madre (Nicole Kidman). Pero la irrupción de su desconocido tío Charles (Matthew Goode) cambiará por completo su vida y su forma de pensar y actuar.

Lo peor que te puede pasar es que te cuenten demasiado de la película. Avanza lenta pero segura, incorporando progresivamente piezas al puzzle que plantea la personalidad de India.
Mia Wasikowska resulta una protagonista excelente, con una interpretación muy buena, llevando al personaje al borde de la vida adulta sin dejar atrás su adolescencia. Nicole Kidman resulta una creíble mujer de plástico, despreocupada y Matthew Goode inquieta solo con su presencia, extraña e incomprensible.



Ritmo lento pero constante, con mucha fuerza visual y que va añadiendo ideas que progresivamente van tomando cuerpo con el metraje.
No es una película fácil, de las de recomendar a todo el mundo, pero es un film excelente, tanto en su ejecución como en su guión.

Perturbadora, elegante, consistente.
Muy recomendable.