Steelheart de Brandon Sanderson, editado en España por Nova, es el primer acercamiento del autor a las obras YA (young adult) y el primer capítulo de su trilogía Reckoner, completada con Firefight (ya disponible en castellano) y Calamity (queda esperar un poco). A pesar de que pueda parecer una obra menor, en parte debido al supuesto público al que va dirigida, no debe olvidarse que Sanderson es, quizás, el mejor cuentahistorias de la actualidad y casi cualquier cosa que salga de su mano funciona. Steelheart no es una excepción.
La premisa puede resultar familiar sobre todo en estos tiempos de elevada exposición superheroica pero, como casi siempre en Sanderson, hay una nueva visión sobre temas ya trillados, una forma novedosa de acercarse a un tema con el que estamos familiarizados. Hace diez años, un elemento rojizo surgió en el cielo. Esa presencia extraña cambia la vida en la Tierra ya que, bajo el amparo de Calamity (el nombre que recibe el extraño cuerpo celeste) comienzan a aparecer humanos con poderes especiales. Llamados Épicos por el resto de pobres mortales, comienzan a utilizar sus poderes en beneficio propio, actuando despóticamente con el resto de humanos.
La acción se centra en David, un niño que ve como su Chicago se transforma en Chicago Nova: una ciudad sumida en la oscuridad bajo el yugo de Steelheart, un Épico de alto nivel con varios poderes: invulnerabilidad, fuerza y la capacidad que convertir en metal la materia muerta, habilidad que convierte Chicago en una ciudad de acero.
Después de un incidente donde David ve como su padre sucumbe frente a Steelheart al igual que el resto de la ciudad, la venganza ocupa todo su pensamiento. Una década después, David decide buscar a los reckoners, la resistencia humana, encargada de terminar con los épicos y proponerles un plan imposible: terminar con Steelheart. Pero, ¿Cómo herir a un individuo indestructible?
El arranque del libro no puede ser mejor: en apenas un cuarto del mismo, se presenta un nuevo mundo, lleno de épicos de diferentes categorías (ordenados por David según sus poderes) y un nuevo mundo (Norteamérica, en esta ocasión) que difiere de lo que conocemos. Los épicos campan a sus anchas y los humanos, incapaces de hacer frente a sus poderes, deciden resignarse y plegarse a sus egoístas condiciones. La voz del narrador, en primera persona (casi un requerimiento de las novelas para YA) nos pone rápidamente en situación y no lastra la narración en ningún momento, sobre todo en las frecuentes y espectaculares escenas de acción, descritas con todo detalle y de manera vibrante. Sanderson siempre nos hace la misma jugarreta: nos lanza de inicio en medio de un torbellino de información, en una situación totalmente nueva, sin medias tintas. Nada del "camino del héroe" (como se nos recuerda en la introducción de Barceló), la inmersión en la historia es instantánea pero no por ello se vuelve confusa. El estilo de Sanderson continúa intacto con respecto a lo leído en sus obras "mayores".
Steelheart no deja de ser la visión particular del autor acerca del mundo del superhéroe, donde la carga de poseer unos poderes casi divinos aleja a los supuestos héroes de su condición humana. Hay varias referencias sueltas por el libro como los nombres de calles: Reeve, Siegel, Shuster, todos relacionados con Superman (creadores y el famoso actor que encarnó su mejor versión cinematográfica) y en varios aspectos, Steelheart nos lleva a pensar en el mítico pensamiento del fan: ¿Y si Superman fuese malvado?¿Y si la Liga De La Justicia no fuese tan justa?¿Y si los héroes no viniesen a salvarnos?
Los épicos no son los héroes que nos imaginamos: sus ciudades son oscuras, con trabajadores/esclavos humanos que cumplen sus caprichos sin oponer resistencia. No visten coloristas trajes ni tienen contemplación. Todo en ellos es oscuro, peligroso.
En ese terreno, con las cuestiones planteadas (nada profundas, no os preocupéis) entre humanidad, responsabilidad, poderes y (casi) religión (temas centrales en Sanderson), es donde la novela brilla, funciona y engancha, mucho, casi resulta imposible soltarlo hasta haberlo devorado. Los épicos son despóticos y arrogantes en contraposición a los reckoners, humanos al uso, organizados como una resistencia desesperada y suicida, cercanos al fracaso permanente. Definidos casi en un par de líneas, cada reckoner resulta lo suficientemente cercano y diferente al resto para que nos importen y les cojamos un cierto apego.
Si el inicio del libro es explosivo, el resto no se queda atrás, sobre todo teniendo en cuenta que es la primera entrega de una trilogía. Las escenas de acción, frecuentes y colocadas con maestría, justifican la compra de los derechos cinematográficos para una futura adaptación. La parte final, épica y con giros, nos deja con ganas de más que Firefight (título que es un spoiler en sí mismo) a buen seguro cumplirá. Sanderson no se deja nada en el tintero y cuando parece que una idea no puede dar más de sí, se exprime un poco más, sin perder un ápice de calidad.
Steelheart es una novela ideal para jóvenes lectores, para adultos y para cualquiera que quiera engancharse a una lectura adictiva y de calidad. Supone, además, un buen punto de inicio para introducirse en el mundo de Sanderson, con un pequeño vistazo a lo que es su ambicioso Cosmere y que puede abrir una puerta sencilla y directa hacia otra obras del autor como Elantris, Nacidos de la bruma (atención a la espectacular reedición de Nova) o El camino de los reyes.
Absolutamente recomendable.
Después de un incidente donde David ve como su padre sucumbe frente a Steelheart al igual que el resto de la ciudad, la venganza ocupa todo su pensamiento. Una década después, David decide buscar a los reckoners, la resistencia humana, encargada de terminar con los épicos y proponerles un plan imposible: terminar con Steelheart. Pero, ¿Cómo herir a un individuo indestructible?
El arranque del libro no puede ser mejor: en apenas un cuarto del mismo, se presenta un nuevo mundo, lleno de épicos de diferentes categorías (ordenados por David según sus poderes) y un nuevo mundo (Norteamérica, en esta ocasión) que difiere de lo que conocemos. Los épicos campan a sus anchas y los humanos, incapaces de hacer frente a sus poderes, deciden resignarse y plegarse a sus egoístas condiciones. La voz del narrador, en primera persona (casi un requerimiento de las novelas para YA) nos pone rápidamente en situación y no lastra la narración en ningún momento, sobre todo en las frecuentes y espectaculares escenas de acción, descritas con todo detalle y de manera vibrante. Sanderson siempre nos hace la misma jugarreta: nos lanza de inicio en medio de un torbellino de información, en una situación totalmente nueva, sin medias tintas. Nada del "camino del héroe" (como se nos recuerda en la introducción de Barceló), la inmersión en la historia es instantánea pero no por ello se vuelve confusa. El estilo de Sanderson continúa intacto con respecto a lo leído en sus obras "mayores".
Steelheart no deja de ser la visión particular del autor acerca del mundo del superhéroe, donde la carga de poseer unos poderes casi divinos aleja a los supuestos héroes de su condición humana. Hay varias referencias sueltas por el libro como los nombres de calles: Reeve, Siegel, Shuster, todos relacionados con Superman (creadores y el famoso actor que encarnó su mejor versión cinematográfica) y en varios aspectos, Steelheart nos lleva a pensar en el mítico pensamiento del fan: ¿Y si Superman fuese malvado?¿Y si la Liga De La Justicia no fuese tan justa?¿Y si los héroes no viniesen a salvarnos?
Los épicos no son los héroes que nos imaginamos: sus ciudades son oscuras, con trabajadores/esclavos humanos que cumplen sus caprichos sin oponer resistencia. No visten coloristas trajes ni tienen contemplación. Todo en ellos es oscuro, peligroso.
En ese terreno, con las cuestiones planteadas (nada profundas, no os preocupéis) entre humanidad, responsabilidad, poderes y (casi) religión (temas centrales en Sanderson), es donde la novela brilla, funciona y engancha, mucho, casi resulta imposible soltarlo hasta haberlo devorado. Los épicos son despóticos y arrogantes en contraposición a los reckoners, humanos al uso, organizados como una resistencia desesperada y suicida, cercanos al fracaso permanente. Definidos casi en un par de líneas, cada reckoner resulta lo suficientemente cercano y diferente al resto para que nos importen y les cojamos un cierto apego.
Si el inicio del libro es explosivo, el resto no se queda atrás, sobre todo teniendo en cuenta que es la primera entrega de una trilogía. Las escenas de acción, frecuentes y colocadas con maestría, justifican la compra de los derechos cinematográficos para una futura adaptación. La parte final, épica y con giros, nos deja con ganas de más que Firefight (título que es un spoiler en sí mismo) a buen seguro cumplirá. Sanderson no se deja nada en el tintero y cuando parece que una idea no puede dar más de sí, se exprime un poco más, sin perder un ápice de calidad.
Steelheart es una novela ideal para jóvenes lectores, para adultos y para cualquiera que quiera engancharse a una lectura adictiva y de calidad. Supone, además, un buen punto de inicio para introducirse en el mundo de Sanderson, con un pequeño vistazo a lo que es su ambicioso Cosmere y que puede abrir una puerta sencilla y directa hacia otra obras del autor como Elantris, Nacidos de la bruma (atención a la espectacular reedición de Nova) o El camino de los reyes.
Absolutamente recomendable.