Me había gustado muchísimo "Bajo un cielo lívido", la anterior colección de relatos de Philip Fracassi, y tenía unas reseñas extranjeras inmejorables.
El paso de Fracassi a la novela larga toca un tema que no me atrae demasiado, ese terror religioso lleno de posesiones, pero la ambientación parecía inmejorable. Siempre queda la duda de saber cómo se desenvuelven los autores de relatos en novela larga y si soportaría mis alocadas expectativas.
Muchos condicionantes, demasiados.
Pues lo ha hecho.
Me ha sorprendido.
"Los chicos del valle" se postula, desde ya mismo, como una de mis novelas favoritas del año.
Titulo: "Los chicos del valle"
Autor: Philip Fracassi
Editorial: Dilatando Mentes, 2023.
Traductor: Jose Ángel de Dios.
Cubierta: José Antonio Ávila
Páginas: 386
Tapa blanda con solapas.
Orfanato para niños de San Vicente.
Principios del siglo XX, en un remoto valle de Pensilvania.
Bajo la atenta mirada de varios sacerdotes, treinta chicos trabajan, se instruyen y rinden pleitesía al Señor. Viven sus vidas de forma metódica y se llevan bien a pesar de tener personalidades y pasados diferentes.
Peter Barlow, huérfano desde la infancia, ha forjado una nueva vida entre sus muros y, a medida que se acerca a la edad adulta, echa la vista atrás y ve que ha conseguido un grupo de amigos, un futuro, una familia...
Una noche de tormenta, un grupo de hombres llega hasta las puertas del orfanato, uno de ellos malherido, con el cuerpo cubierto de símbolos extraños grabados en su piel. Tras su muerte, se libera un antiguo mal, y pronto, los chicos, empiezan a actuar de forma diferente...
Ahora, Peter y aquellos a los que consideraba sus hermanos, deben elegir bando, sabiendo que sus vidas, y tal vez sus almas, están en juego.
No eran sonrisas amistosas, sino ladinas. Gatos con los labios sellados, con sus bocas llenas de canarios.
No soy una persona religiosa, de ningún tipo, credo o creencia. El terror religioso, de posesiones, me gusta, más que por su vertiente de introspección y fe, por esa visión retorcida de la oscuridad humana. Luego ya caemos en los tópicos de la palabra, el agua bendita, detener al mal desde la oración y eso me gusta bastante menos.
El argumento de "Los chicos del valle" se mueve por esos círculos de terror religioso. Un orfanato aislado en Pensilvania a principios del siglo XX, unos niños huérfanos, poca comida, mucho castigo y una extraña noche. Lo que va a pasar en esa noche, con el invierno listo para aislar ese orfanato durante semanas, va a condicionar la vida de esos huérfanos, obligándolos a tomar decisiones inesperadas para sobrevivir.
Fracassi reparte el protagonismo de la novela en 2 niveles. El primero, general y convencional, es un narrador externo que va rotando por los distintos personajes y situaciones. El segundo nivel es una voz en primera persona, perteneciente a Peter, uno de los chicos mayores y al que podemos considerar el protagonista de la historia. Un joven de 16 años, con un pasado traumático y un futuro que se debate entre el sacerdocio o la vida normal junto a Grace, la hija del granjero que ayuda al abastecimiento del orfanato.
Esas dos voces se van intercalando según avanza el relato en una única linea de tiempo.
Podríamos considerar a Peter como protagonista y él va a establecer varias ideas dentro del libro. Peter es uno de los veteranos del orfanato y tiene cierto estatus en él. Se encuentra bajo la protección del Padre Andrew y, a sus 16 años, debe decidir su camino adulto. "Los chicos del valle" tiene un cierto aire de coming of age, centrado en el peso de la religión y su papel en la educación del futuro adulto.
La novela tiene un trasfondo religioso pero no le da la espalda a los abusos cometidos. No hay ningún tema de abuso sexual pero si hace hincapié en la violencia contra los niños, maltrato físico y psicológico, etc. Todos hechos horribles cometidos y normalizados por los sacerdotes del orfanato.
El terror no tarda en hacer acto de presencia, claro. Un terror con muchísimos elementos y tremendamente visual. Fracassi construye imágenes directas, muy efectivas, y genera una atmósfera de una manera tan sencilla que da rabia.
"Los chicos del valle" es un ejercicio de ritmo. Los hechos se suceden sin pausa, siendo hasta un poco embarullada en su inicio, con la presentación de los personajes. Poco importa, la verdad: en 50 páginas ya estás metido en la trama hasta el cuello, dentro de ese orfanato.
Hay más de un punto clave, por supuesto, pero hay uno en concreto que no termino de sacarme de la cabeza. Página 140, sin llegar al ecuador del libro, y Fracassi presenta una secuencia brutal. Quizás la primera gran escena de terror del libro, aunque ya había sufrido algún escalofrío que otro, una delicia de ritmo y violencia, a base de frases cortas y tensión.
Una absoluta masterclass.
Y, a partir de ahí, ya no hay freno ni respiro hasta la última página.
Cuando pienso en todas las almas que ocuparon estas habitaciones y pasillos, siento que formo parte de algo más grande, no solo de los chicos que han ido y venido desde que llegué, sino de la comunidad de miles de espiritus que siguen aquí, incluso después de su partida. O, tal vez, San Vicente es simplemente el lugar al que regresan las almas huérfanas. Un faro para los espiritus errantes que atraviesan ciudades, granjas y campo abierto, encontrando este lugar una vez más, siendo el hogar con el que más fácilmente se identifican.Un purgatorio.
Leyendo "Los chicos del valle" queda claro que Fracassi sabe lo que hace, tiene una idea sólida de la novela que quiere en su cabeza y eso se traspasa al papel.
No hay bandazos, no hay relleno y no hay tregua.
Hace uso de varios elementos y referentes, claro. Si tenemos a un grupo de niños y adolescentes en un entorno cerrado bajo una situación de vida o muerte sobre la que tienen que elegir bando, nos vamos a "El señor de las moscas", de William Golding. Y a eso le añadimos un elemento sobrenatural y violento, demoniaco, cercano al "Legión " de William Peter Blatty, por poner un ejemplo. Un añadido que Fracassi maneja a la perfección, creando unas imágenes tan simples que son capaces de generar unas pesadillas horrorosas, salpicando la lectura cada pocas páginas para que no olvides que esto es una novela de terror, de las que dan miedo de verdad.
Con el añadido de la perversión y corrupción máxima que es oscurecer la infancia y adolescencia de unos niños acostumbrados a sufrir.
Todo lo anterior no tendría sentido, o se vería diluido, si Fracassi no lo estructura bien en la novela.
Y lo hace; vaya si lo hace.
Esos dos tiempos narrativos corriendo en una única línea temporal, descripciones cortas y concisas, diálogos creíbles, un ritmo implacable y unos personajes maravillosos, bajo una sensación de tensión continua.
Decía que Fracassi tenía muy clara la novela que quería hacer y aquí, en estos elementos, se nota.
Hablaba de personajes y me gustaría hacer un breve comentario, sin spoilers, claro. Seremos testigos de la evolución de Peter en sus propias palabras, generando un doble triángulo con Andrew, su cura protector (el padre que nunca tuvo) y el único referente eclesiástico decente del orfanato y Grace (Gracia, su salvación) y otro entre Grace, Peter y David (el hermano de sangre que nunca tuvo), otro de los chicos mayores del orfanato.
También resulta de interés la evolución de Johnson, ese oscuro personaje que no es más que un arma.
Peter y David, al que veremos poco al inicio, generan una relación basada en la vida adulta, sus perspectivas de futuro y el filtro de la religión.
"Los chicos del valle" podría definirse como terror religioso pero no ensalza los valores de la iglesia católica. Es más, critica muchas de sus acciones, engaños y abusos. Ahí, en esa discusión entre la fe y las acciones de la iglesia, encontramos a Peter y David y sus distintas visiones de la vida.
Por ponerle un defecto al libro, quizás me lo esperaba algo menos religioso en algunas fases. Y con ello me refiero al uso de oraciones, cruces, etc. No la considero una lectura católica, de ninguna manera, pero si una lectura de (o sobre la) fe, sea cual sea vuestra fuente de creencia.
Hay ciertas novelas que llegan para quedarse. De esas que sabes que vas a recomendar una y otra vez, a cualquier tipo de mente lectora, con una sola advertencia: "ten cuidado, esta da miedo de verdad".
"Los chicos del valle" es uno de esos ejemplos.
Philip Fracassi construye una novela magnífica, con aires clásicos, sobre unos huérfanos en un orfanato de Pensilvania a principios del siglo pasado, aislados por la nieve mientras deben hacer frente a un enemigo demoniaco que busca dividir, corromper y destruir.
Casi 400 páginas que no dan respiro, que aterran de verdad, con algunas secuencias magistrales. Conocí a Fracassi gracias a sus relatos y siempre queda la duda de cómo se va a enfrentar a un formato más largo. Aquí no hay problema: lo hace como un maestro, derrochando ritmo, ideas y atmósfera.
La edición de Dilatando Mentes, esta ocasión en tapa blanda, mantiene el nivel al que estamos acostumbrados pero si que he notado un cuidado especial en la traducción, después de algunas últimas lecturas suyas que no me habían convencido. Una traducción clásica, formal, que encaja bastante bien en la novela.
Cuenta con un prólogo de Iván Ledesma con el que no puedo estar más de acuerdo.
Terror atemporal, clásico.
Entiéndase como un piropo mayúsculo, que lo es.
Eso es "Los chicos del valle".
Una novela maravillosa, tan aterradora como bien planteada y escrita, que aupa a Philip Fracassi a la parte más alta de mi lista de escritores favoritos de terror actuales, con un libro que va a entrar a mi top del año, sin duda.
Cuando un libro me gusta, no soy capaz de soltarlo.
Leo y leo, incluso hablando solo, haciendo comentarios o bufando. Me pasé las 400 páginas así, encerrado en ese orfanato aislado por la nieve, intentando evitar a los niños demoniacos en los oscuros pasillos.
No puedo recomendarlo más.
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