Ah, bueno: y quizás haya algún vampiro suelto por el barrio, ¿quién sabe?
El argumento.
A Patricia Campbell su existencia nunca le ha parecido tan insignificante. Su marido es un adicto al trabajo, sus hijos adolescentes tienen su propia vida, su suegra senil necesita cuidados constantes, y siente que siempre va un paso por detrás de su interminable lista de cosas por hacer. Lo único que la mantiene viva es su club de lectura, un pequeño grupo de mujeres de Charleston unidas por su amor a las novelas de crímenes reales. En esas reuniones se habla de todo: desde la familia Manson a asuntos de sus propias familias.
Una tarde después de la reunión del club, Patricia es salvajemente atacada por una anciana vecina, lo que le llevará a conocer al atractivo sobrino de esta, James Harris. James es un hombre de mundo y muy leído que despertará en Patricia sentimientos que no había tenido en años. Pero cuando al otro lado de la ciudad unos niños empiezan a desaparecer y sus muertes son ignoradas por la policía local, empezará a sospechar que James Harris es más un criminal que una réplica en carne y hueso de Brad Pitt.
¿Cuál es el verdadero problema? James es un monstruo de una especie diferente, y Patricia le ha dejado entrar en su vida.
Poco a poco, James se irá introduciendo en la vida cotidiana de Patricia tratando de apoderarse de todo lo que considera suyo, incluido su club de lectura. Sin embargo ella no está dispuesta a rendirse sin luchar en esta historia plagada de sangre sobre una relación de buena vecindad transformada en algo siniestro.
Libros y mordiscos.
Demasiada sinopsis editorial, para mi gusto. Entiendo que estamos en una época en la que hay que detallar y sorprender con el argumento para llamar la atención del público potencial pero, ante una novela como ésta, con el título y un marco temporal y de personajes, sería suficiente.
Otro apunte mío (sin fundamentar): creo que se debería de haber atinado más con la traducción del título. El "The Southern Book Club's Guide to Slaying Vampires" tiene un matiz importante: el sureño (Southern) del título original aporta un marco espacial y cultural bastante significativo,que cobra importancia con la lectura. No es un club de lectura normal, es un club de lectura de mujeres en el sur de Estados Unidos durante los años 90.
Voy a pecar, esta vez, de ser el protagonista y creo importante hacer un breve resumen de mi experiencia con la lectura. Tenía bastantes ganas a este Club y el primer tercio del libro confirmó mis expectativas. Un arranque muy bueno en todos los sentidos: narrativa, trama, personajes, referencias históricas y de cultura pop..., todo. Hasta un breve prólogo del autor que considero imprescindible para conectar de inmediato con el espíritu de la novela.
La historia crece, con un par de escenas de terror excelentes pero me atasqué en su parte media. Creo que es necesaria para el desarrollo y crecimiento de tramas y personajes aunque se me hizo muy cuesta arriba, plana y alargada en exceso.
Hendrix coloca, de forma muy hábil, un punto de giro al inicio del último tercio de la novela y justo ahí, en ese punto, la historia termina de explotar en un final lleno de virtudes.
Grady Hendrix es uno de esos autores totales. Poseedor de una narrativa casi imbatible, ágil pero detallada, sin caer en excesivas trampas, tiene una facilidad pasmosa para construir diálogos creíbles y dar forma a unas mujeres maravillosas (en éste caso). Ah y, al ser una novela de terror, casi lo más importante: menudas escenas de terror. Tensas, cimentadas en unos pasos cortos, firmes y sin perder fuerza. Hay 4 o 5 diseminadas por el texto pero son muy buenas.
Hendrix escribe de forma que lees y ves el texto, una de esas maneras de escribir visuales, herederas de los maestros de terror de los 80 y 90 pero influenciados por el género y la cultura popular de las últimas dos décadas.
Si buscáis por reseñas en Internet, os vais a aburrir de leer las mismas comparativas: King + Mujeres desesperadas + vampiros. Y sí, quizás sea eso mismo, pero no tan reducido.
Además de ese pulso narrativo, Grady Hendrix sabe construir personajes y, en un libro como "Guía del club de lectura para matar vampiros", eso se vuelve esencial. Patricia, Kitty, Slick, Grace y Maryellen forman un sensacional grupo de protagonistas. La principal es Patricia pero el resto dan cuerpo y alma al tipo de personas que Hendrix quiere retratar y al que dedica el libro. Este club improvisado de lectura de una pequeña localidad sureña, que decide pasar de leer best sellers a true crimes de supermercado para salir de una vida que no las trata con justicia, llena de hijos caprichosos, maridos egoístas y limitadas a una existencia de pura complacencia hacia los demás.
Hendrix nos pone en la piel de esas mujeres, madres y que son mucho más que meras comparsas ante las ansias de triunfo de sus maridos. Personajes femeninos complejos y entrañables, llenas de aristas, contradicciones, profundamente reales.
De ahí, de esas particularidades y contradicciones, surge la necesidad de recalcar el Southern del título original. Son mujeres de un entorno y realidad social y cultural muy marcado. Nada que no se comprenda con la lectura, claro, pero es importante.
Mujeres que pelean y sobreviven, aunque sea poniendo en riesgo su salud mental, un aspecto que cobra muchísima relevancia en el último tramo de lectura
Cuidaos esas cabecitas, por favor.
Y, haciendo bueno parte del título, mujeres que leen. Pero leen las clases de libros que se suponen que debe leer una señora de bien. Un reto a lo impuesto, un grito sordo de rebeldía y un excelente ejercicio meta que Hendrix realiza con muchísimo acierto.
Y luego, claro, las figuras masculinas. Hombres de los 90, de clase media-alta, con sus altibajos y sus problemitas de mediana edad: un ascenso en el trabajo, problemas económicos, la necesidad de mandar, de tener poder, de invertir en negocios... Cosas de hombres maduros de pelo en pecho.
Hay excepciones y momentos. Hendrix no destruye la figura masculina, al igual que no todas las mujeres del club de lectura resultan ser tan luchadoras. Dinero, poder y la crisis de los ¿40? en plena cultura norteamericana de los 90.
Un contrapunto brillante.
Y saltamos de ahí, al vampiro.
Porque claro, hay un vampiro. ¿No veis que está en el título?
El extraño que llega al barrio, tan encantador como misterioso, y que juega a la perfección con la hospitalidad de barrio sureña. Una irrupción que vuela por los aires la vida de Patricia y sus amigas.
Grady Hendrix construye su propio vampiro, quizás no muy distinto a lo visto en otras novelas, comics, series o películas en la forma pero con ideas novedosas en lo referente al fondo. No voy a destripar mucho de la figura vampírica (nada de spoilers) pero si voy a apuntar algunas ideas que me han gustado especialmente.
La idea del vampiro que construye Hendrix es la del hombre con necesidad de pertenecer a un grupo de poder, mientras usa a las mujeres para otros fines. Es una idea que fluye en las sombras, como un susurro, hasta que se instala en las cabezas, emponzoñando la realidad con clasismo, racismo, machismo, violencia, intolerancia, casi como un virus sanguíneo que necesita circular entre infectados.
Esa personificación del vampiro,a medio camino del físico con el psíquico, lleno de capitalismo, machismo y violencia, no es terriblemente novedosa pero si muy acertada en la actualidad.
Quizás me toque de cerca,no sé. No soy mucho de pertenecer a grupos, de querer triunfar, de ansiar poder ni de obsesionarme con la edad (a pesar de peinar canas). Quizás por eso me resulte tan aterrador el vampiro que presenta Grady Hendrix, hasta casi ver retazos suyos en personas (hombres, generalmente) de alrededor: ese codazo cómplice, la palmadita en la espalda, los comentarios que finalizan con una risa, el "¿no inviertes?" o "¿cuándo se celebra el día del hombre?". Esas cosas, esa necesidad de pertenecer a un club, no sé si de Amable Sonrisa o de cualquier otro.
Me aterra.
Tan terrorífica como algunas de las escenas de terror de la novela. Hendrix sabe construir las escenas con tensión y una resolución oscura, muchas veces pringosa, sin echarse atrás en ningún momento.
Y el final... Ay, el final. Es un final maravilloso, que me ha gustado muchísimo. Y ya, no digo más.
En definitiva.
Grady Hendrix construye una novela brillante en forma y fondo, con algún altibajo en su desarrollo. Ciñe el club de lectura a un marco espacial y temporal, con referencias históricas y culturales, pero que es fácilmente extrapolable a cualquier lugar. Una novela de terror que a ratos funciona como un drama con tintes cómicos, otras casi como un true crime, pero con unas escenas de terror francamente buenas.
Hendrix da forma a unas mujeres maravillosas, atractivas y complejas, para hacer frente a un vampiro oscuro, despiadado y con intenciones ocultas.
Quizás el ritmo de lectura se resiente en su mitad, después de un gran inicio, pero sabe solventar ese bache al límite,con un tramo final hipnótico.
Personajes, mujeres, con aristas, marcadas por la supervivencia, la cultura, familia y religión, ahogadas por una salud mental prisionera de las necesidades ajenas.
Minotauro abre con "Guía del club de lectura para matar vampiros" su línea de títulos dedicados a Grady Hendrix, completada con "El exorcismo de mi mejor amiga" (ya disponible), novela anterior a ésta y que casi es una precuela espiritual y, en agosto, llega la esperadísima "Grupo de apoyo para final girls".
Bravo por Minotauro.
A estos tres títulos se suma "Horrorstör", publicada por Hidra.
Como os decía, mi lectura de "Guía del club de lectura para matar vampiros" ha tenido altibajos. Al igual que las peripecias de Patricia y sus amigas.
Quién sabe, igual por eso me ha gustado tanto.
A seguir luchando.
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