lunes, 18 de enero de 2016

Ya se huele la sangre

Temporada de premios, nominaciones y zarandajas. El cine se vuelve loco, la prensa escoge a sus elegidos para darle loas y el público general nos sentimos académicos y decidimos lo que es "bueno" y lo que es "malo".
Los Globos de oro, los Oscars, los Goya y los Razzies. Cuatro nombres para la misma basura publicitaria, porque ¿quién tiene la potestad para decidir que es "bueno" y que es "malo"? ¿Unos ancianitos retrógrados en sus poltronas? ¿Una industria basada en pisotear al rival? ¿Yo mismo repantingado en mi sofá?




Nadie tiene ese don mágico, desconfiad de quien habla en términos absolutos, en lo que está bien, mal, los complejitos de "es tan mala que es buena", "es mala a posta", etc. ¿Es inferior el cine de Carpenter al de Iñarritu (por poner un ejemplo extremo e imposible)?

Quizás mis gustos deambulen próximos a la frontera de lo comercial y lo que no se considera usual, pero cada vez estoy menos de acuerdo con lo preestablecido. ¿Merece un montón de nominaciones a los Razzies una película como El destino de Júpiter, una obra fallida en algunos puntos pero brillante en otros?
Para mi, no.
La última película de los Wachowski sirve como ejemplo perfecto. Una space ópera visualmente apabullante, con unos diseños y una puesta en escena muy buena y problemas de ritmo, con el tratamiento de algunos personajes pero con un global muy disfrutable y entretenido, además de un batacazo comercial importante. Ni es de lo peor del año ni merece ese descalabro y mala fama. Y éste es solo un ejemplo entre mil.

Todo depende de gusto, del interés que le pongas, de dejar reposar las ideas y referencias y de querer ver lo bueno, de volver a disfrutar de las cosas con ilusión, no con el cuchillo entre los dientes, dispuestos a despellejar. Hay que buscar diamantes en la basura, cada vez hay más. Que no os coman la cabeza, pocas veces un aluvión de títulos asegura calidad. Los premios dependen del dinero, como casi todo en esta vida. Fuera complejitos y falsos fundamentos: haced caso de vuestra cabeza, corazón y ojos. Lo demás, discurso vacío. Como éste que acabáis de leer.

1 comentario:

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