lunes, 3 de febrero de 2025

De vuelta al barro 01: La Voz de las Espadas - Joe Abercrombie

De vuelta al barro.
Esa es una expresión recurrente dentro del universo del escritor Joe Abercrombie, una especie de polvo eres y en polvo te convertirás, una frase hecha que se dice cuando alguien ha palmado. Una cosa casi religiosa, de una creencia primitiva, ancestral y que se usa mucho, muchísimo, porque en los libros de Abercrombie muere mucha gente; muchos están de vuelta al barro. 
Así que, bajo este epígrafe voy a reunir aquellas reseñas relacionadas directamente con la obra de Joe Abercrombie y la relectura que estoy haciendo de la misma.
Poco a poco, sin prisas; como me gustan a mi las cosas.
Y esa parada en mayo (24 de mayo, fecha de salida actualizada), más o menos, para celebrar la llegada de su nuevo libro, The Devils o Los Diablos, en castellano.
Pero eso, eso es cosa del futuro.
Y lo que toca ahora es el primer paso dentro de la trilogía de La Primera Ley y debut de Joe Abercrombie: La Voz de las Espadas.


Antes, claro, toca un poco de divulgación de esa que no me gusta mucho hacer, que para eso están las bios de las webs de autores y la Wikipedia, pero hay que cumplir, así que: ¿Quién es Joe Abercrombie?

Si no queréis leer todo lo que viene aquí debajo y preferís una versión en audio, más o menos similar, os aquí tenéis el episodio del podcast:





Abercrombie es un escritor de fantasía, pero no penséis en magia loca, grandes héroes y armaduras brillantes, aunque algo hay, pero esto no va por ahí.
La obra de Abercrombie se puede definir como grimdark. El grimdark sería la ficción o la fantasía, podríamos decir que, sucia, llena de personajes grises, antihéroes, gente caída en desgracia, violencia, hostilidad y mala leche.
Una sombra, una oscuridad, que se aleja de la alta fantasía para llevarnos al barro.
¿Hay magia en la obra de Abercrombie? Esta es una de las grandes preguntas que siempre se hacen, como si el grimdark fuese incompatible con la magia o lo inexplicado.
Pues si, hay algo de magia, no mucha y es un concepto que está en retroceso, pero algo hay. Como un vestigio de otros tiempos.
Por completar la información, La Primera Ley es una trilogía editada entre 2006 y 2008, compuesta por La Voz de las Espadas, Antes De Que Los Cuelguen y El Último Argumento de los Reyes. La trilogía, al completo, está editada en castellano por el sello Runas de Alianza, en varios formatos: tapa dura de bolsillo o  una edición ilustrada por Alejandro Colucci, David Benzal y Fran Vegas, con traducción de Borja García Bercero (y alguna revisión de Manu Viciano).
Tenemos la información, un poco de contexto y es hora de ponernos en marcha, de comenzar a caminar por los senderos de La Primera Ley.
Vamos a lanzarnos, de cabeza, a La Voz de Las Espadas.

Hay cierta importancia en la forma en la que empieza un libro. Habrá gente que diga que mucha, otras dirán que menos, pero la tiene. La Voz de las Espadas arranca con dos capítulos centrados en Logen Nuevededos, también conocido como El Sanguinario. Lo del Sanguinario puede ser por varias cosas y lo de Nuevededos es más sencillo: le falta un dedo de la mano. 
Logen es un tipo duro, lleno de cicatrices, pero está en una situación complicada: tan complicada que se cae por un acantilado hacia una muerte casi segura, acosado por enemigos (de estos hablaremos después) y termina en una costa extraña, sin botas, hecho polvo y alejado de su compañía, de su grupo. 
Dos capítulos, eso es lo que tardé en caer rendido y meterme de cabeza en la historia.
Como Logen en el agua.

La Voz de las Espadas está dividida en 2 partes, con varios capítulos con títulos maravillosos, por cierto, y nos mete de cabeza en el Círculo del Mundo.
Una novela coral, de ambientación podríamos decir que fantástica-medieval, con múltiples puntos de vista de distintos personajes que se van alternando y, por elegir, podemos, puedo, elegir a tres personajes principales, de acuerdo a las tramas que se plantean: Logen Nuevededos, Jezal y Sand dan Glokta (o Inquisidor Glokta; lo de Glokta, a secas, igual no le gusta tanto…).
Tres personajes dentro de la enorme galería que presenta La Voz de las Espadas y cuya importancia puede variar a lo largo de la trilogía, pero estamos en el primer paso, recuerdo, así que nos valdrá de esta manera, de momento…
A lo que iba: Logen Nuevededos.

Logen es, quizás, el personaje principal de la trilogía y, atendiendo a entrevistas y a la bio de Abercrombie, el personaje que lo ideó todo. Logen es un norteño (luego hablaré un poco de la geografía del Círculo del Mundo) y eso significa ser un poco salvaje y peleón, como se aprecia en esos primeros dos capítulos. Logen está cascado, cansado, harto de ser un mecanismo de batalla, de la violencia, de todo eso.
Pero los problemas le persiguen.
Logen es un arquetipo clásico en la fantasía, no voy a descubrir nada nuevo, pero Abercrombie le añade esa capa de tipo cansado. ¿Estáis pensando en Logan, en algunas encarnaciones del Lobezno de Marvel?
Pues también. 
Logen es peligroso, con un pasado con el que se crearon leyendas, traumas y pesadillas, aunque ahora, cuando le ven, tienen que preguntarle dos veces si es el de las historias. 
O mirarle el dedo que le falta, claro.
Pero hay mucho más en Logen, además de comenzar a mirar el barro con ojos golosos, con la idea de llévame ya, por favor.
Logen puede tocar el otro lado, puede ver espíritus que le indican cosas.
Y, en una de esas misiones, descalzo, mojado y con alguna costilla fisurada, los espíritus le dicen que hay alguien buscándole: un mago. Pero claro, en el Círculo del Mundo la magia escasea y los magos, más aún.
Los Shanka o Cabeza Plana (de forma cariñosa, sin body shaming), esos enemigos que os decía antes, medio humanoides, medio simios extraños y feroces, casi orcos, que merodean en hordas por los bordes del mundo civilizado, acosan a Logen así que mejor lanzarse en la búsqueda de ese mago.
Aunque parece, solo parece, que puede ser Bayaz, el misterioso y retirado Primero de los Magos.

Jezal, bueno, Jezal es lo opuesto a Logen. 
Jezal dan Luthar, capitán del ejército de la Unión, de familia noble, algo despreocupado y que pasa sus días entrenando para una Certamen de esgrima, uno de los eventos del año en Adua, capital de la Unión y centro de todo. Pero Jezal no está convencido: él solo quiere participar en el Certamen por presiones familiares y porque esa es la puerta de entrada más sencilla para ascender en la escala social, militar y de poder de su sociedad. Serías casi un héroe, sin mancharte, sin ir a la guerra, sin oler demasiado mal.
Pero va a tener enfrente a Bremer dan Gorst, un tipo enorme, un búfalo, así que Jezal echa el rato frivolizando, enfadado, escaqueándose todo lo que puede y hablando con Collem West, un Mayor del ejército, plebeyo para su desgracia, pero que consiguió ascender al ser un héroe de guerra. 
Pero todo eso salta por los aires con la llegada de Ardee West, hermana de Collem, tan desvergonzada, aparentemente libre, sin cargos…pero pobre y plebeya. 
Jezal es el típico personaje que cambia mil veces a lo largo del libro: de ser un tipo acomodado, sin más, pasa a tener ciertos comentarios o acciones muy negativas (propias de su acomodo, por otra parte) para otras veces empatizar, hasta cierto punto con él.
Ahí reside parte del saber hacer de Abercrombie: generar personajes complejos, que varían, sin estancarse en arquetipos clásicos de bueno, neutral, malo o caótico. 

Logen representaría la parte más salvaje, de lucha, magia y barro mientras que Jezal nos lleva a las cortes, a la alta sociedad, mezclada con problemas sociales y militares. Pero nos quedaría el meollo, la trastienda, lo que no se ve a simple vista y mueve los hilos del Círculo del Mundo. 
Y ahí, ahí entra Sand dan Glokta o, mejor dicho, el Inquisidor Glokta.
La Inquisición en la Unión es una especie de cuerpo de represión, una agencia secreta de gente demasiado seria, con Practicantes enmascarados que cumplen las órdenes de los Inquisidores que, a su vez, están bajo el mando de Archilectores. Casi un cuerpo religioso, que no se frena ante nada, llegando a torturar y acosar para obtener sus metas que suelen ser, casi siempre, la obtención de información para que en la Unión vaya todo como tiene que ir (según ellos).
Glokta es clave en ese entorno: un antiguo héroe de guerra, de buena familia, que cayó en manos del bando contrario después de una campaña impresionante y fue salvajemente torturado. Ahora cojea por las callejuelas de Adua, capital de la Unión y del Agriont (la parte central de Adua, donde se concentran la nobleza y los políticos), cumpliendo órdenes junto a Frost y Severard, sus temibles Practicantes. Glokta tiene una pierna completamente deforme, dolores de espalda, cicatrices y le faltan un buen montón de dientes, dejando sus encías al aire. Pero lo peor, lo temible no es eso: es su inteligencia y, debido a muchos factores, su crueldad.
Su objetivo, al principio del libro, es conocer la verdad tras el Gremio de Sederos, una asociación de comerciantes que gestionan todo el tránsito de mercancías y dinero en Adua y que, según la Inquisición, puede estar robando impuestos a la corona, entre otras cosas. Glokta no lo tiene claro, pero órdenes son órdenes, así que comienza a tirar de un hilo que le va a conducir a terrenos bastante oscuros, tan oscuros que llegamos a un extraño banco (¿hay algo más temible que un banco?): la banca de Valint y Blink, la mano en la sombra.
Por el camino va a cruzarse con el pesado de Jezal, en el que se ve parcialmente reflejado y con los West, Colleen antiguo compañero de batallas y Ardee, su joven hermana a la que conoció hace años. 
Glokta es, quizás, la esencia de la escritura de Joe Abercrombie: es imposible que te caiga bien, que empatices con él, pero resulta imposible no hacerlo.
Lo tiene todo: un trasfondo doloroso, una inteligencia mordaz, ansia de poder y de destrucción, muchísimo rencor por lo que le pasó, el recordatorio constante de su monstruosidad (interna y externa) a través de su condición física y una especie de castigo autoinflingido.

Logen y su búsqueda de Bayaz, el mago, Jezal y sus conflictos y Glokta escarbando en el gremio de sederos: esos son los puntos de partida y gran parte de las tramas principales y esenciales de La Voz de las espadas. 


Quizás, quizás, lo que habéis leído sobre Abercrombie y este libro en particular no os haya llamado la atención: parece demasiado típico, con sus giros, pero nada que no hayamos visto en cualquier versión de Dragones y Mazmorras, en George Martin y Canción de Hielo y Fuego (posiblemente la influencia más directa de esta Primera Ley), en cualquier serie de literatura fantástica que se aleje un poco de los clásicos.
No, la diferencia no está en el resumen, en el trazo gordo; la diferencia está en el hilo fino, en los detalles.
Digamos una cosa sobre Joe Abercrombie: el tío sabe escribir bien. 
Construir historias, combinar diferentes puntos de vista para hacer avanzar la trama (cosa que perfeccionará en el futuro), sabe escribir escenas de batallas y violencia.
Eso lo tiene dominado.
Pero eso no da el éxito, o la diferencia en un género que tiene tantos títulos a sus espaldas, tanta historia.
No, Abercrombie brilla en sus diálogos mordaces, en sus personajes grises, en los giros tan humanos que parecen imposibles, en su épica frágil.
En hacer todo eso de una manera tan sencilla, tan real, que abruma.
Que asusta.
Y eso llega al público cuando se construye bien, poco a poco, página a página, frase a frase, dejando que los personajes se expliquen (o no), que adquieran peso o eso que tanto se dice ahora: tridimensionalidad.

El círculo se cierra con una planificación de novela excelente, con capítulos centrados en distintos personajes pero si hay que repetir presencia en capítulos seguidos para que avance la trama, se hace.
Y con una novela dividida en 2 partes que resulta más necesaria que nunca. Porque en esa primera mitad se presentan los protagonistas, los secundarios comunes y varias situaciones, dentro de un frenesí controlado, pero la segunda añade aún más leña al fuego, con un ritmo algo menor.
Más amenazas, más personajes como Ferro y Yulwei, hasta terminar en un final con varios frentes abiertos. 
Aviso a navegantes: tanto la trilogía de La Primera Ley como la futura Era de la Locura me parecen una única novela divida en tres partes, con esa división en mente en un principio para que encajen los momentos de atención dentro de cada libro particular, claro.
No son un escribo un libro y, si sale bien, hago dos más.
No me da esa sensación. 

A lo que iba: los personajes. Todos y cada uno de ellos, al igual que nosotros, tienen varias caras.
No hay absolutos, como decía.
Logen es un tipo duro al mismo tiempo que se ve mayor, cansado de tanta batalla sin obtener recompensa; cansado de tanta masacre pero ansioso por volver a bañarse en sangre. Glokta es frío, calculador e inteligente pero también siente un afecto por ciertas personas como los West, pierde los nervios en situaciones puntuales o se obsesiona persiguiendo determinadas pistas. Jezal parece recelar de su condición de noble, del mundo de riqueza y posición social, al mismo tiempo que desprecia a los plebeyos, aunque se vea atraído por ellos o goce de su amistad, como los West, de nuevo.
Cosas, ideas, situaciones, que Abercrombie va cultivando con tiempo y muy buen ojo, utilizando cualquier recurso a su alcance: desde el apego de Logen por un viejo puchero a ciertos diálogos de Jezal, pasando por el más evidente y mejor logrado: la voz interna, en cursiva, que nos lleva dentro de la cabeza de Glokta. 


Y, por último, un poco de geografía, actualidad y magia
No hay mapa dentro de La Voz de las Espadas, en mi edición al menos, pero no resulta difícil encontrar uno. El Círculo del Mundo tiene su centro en la Unión, uno de los grandes escenarios de la novela y serie de novelas.
La Unión no tiene continuidad física si no que es la unión, nunca mejor dicho, de diferentes estados o países y su centro sería Midderland y su capital, Adua. La Unión establece una especie de círculo alrededor de Adua, englobando Starikland, al oeste, Angland al norte y Dagoska, una única ciudad al Sur. Al este se encuentra Styria. No hay continuidad entre estos estados porque hay un mar que los separa, el Mar Circular. 
Si seguimos por el oeste, además de Starikland, encontramos el viejo imperio, tierras lejanas que puede ser que visitemos en algún que otro libro. Al norte, entre los salvajes tipo Logen y su cuadrilla, están las gélidas tierra altas y al sur el gran imperio Gurko.
La geografía tiene una gran importancia: importancia por la ubicación de cada país y por ese Mar Circular que hace que Adua, el centro de la Unión, donde por ejemplo, Jezal y Glokta desarrollan parte de su papel en la novela, se encuentre físicamente separado del resto del mundo, del resto de amenazas o estados.
Y claro, hay fronteras, fronteras que separan de amenazas.
Las principales y que se van a desvelar durante el transcurso de la novela están al norte y al sur.
En el norte, justo donde Logen arranca la novela, además de los Shanka, esos medio orcos salvajes de cabeza plana, existen un montón de clanes, de tribus, de poblaciones. El Norte es helado, ancestral y salvaje, con viejas tradiciones y la Unión no tiene poder ahí. Hubo guerras antiguas, batallas como la de Carleon y afrentas, que posicionaron a la Unión tal y como se la conoce al principio del libro y dejaron a las gentes de norte disgregadas, enredadas en conflictos internos y luchas de poder.
Logen es norteño y luchó contra la Unión, adquiriendo su fama de Sanguinario, junto con su grupo de El Sabueso, Tresárboles, Dow El Negro y compañia. La nueva amenaza a la Unión desde el Norte tiene el nombre de Bethod, una especie de caudillo de la guerra, autoproclamado rey del norte, que ha conseguido reunir bajo su puño a todos los clanes norteños, formando un ejército temible. Una fuerza que comienza a bañar con su sombra a las fuerzas de la Unión, aunque para ello minimicen una amenaza como son los Shanka.

El Sur es árido, de gente extraña y cultos extravagantes para la gente de la Unión. También hubo guerras, durísimas como bien sabe Glokta, dejando las fronteras con una única ciudad costera en el Sur: Dagoska. Los rumores dicen que hay un nuevo Emperador y Profeta, Khalul y que quieren recuperar la única ciudad del sur que no les pertenece antes de, quizás, lanzarse con su flota al mar.
Mucha movida, como veis, con la Unión llena de amenazas por todos sitios y cuestiones internas, con un reinado debilitado, un círculo cerrado de consejeros del rey que solo buscan su beneficio propio y un círculo abierto más interesado en recaudar impuestos que en el bienestar del pueblo. 
Un completo polvorín con llamas que llegan desde distintos sitios. 

El último punto que me queda por tocar es el de la magia.
Decía que hay algo de magia en el universo de Abercrombie y haberla, hayla, pero es un vestigio de épocas anteriores. La magia (o el Arte, como dicen en algunos pasajes) está debilitada, casi desaparecida, y hay muy pocas personas que son sensibles a esa fuerza antigua. Otra historia es en el norte, donde hay personas con poderes especiales, como el Ojo Largo. 
La relación del Círculo del Mundo, de la Unión,  con la magia viene de atrás, de los tiempos en los que un gran mago, Juvens, casi una deidad, acogió a una serie de discípulos. Juvens dejó varios escritos, sufrió una enorme historia que se va detallando en algunas partes de los libros, y algunos de sus discípulos llegan a los tiempos de La Voz de las Espadas.
Y uno de ellos, conocido con el Primero de los Magos, es justo el que tiene que buscar Logen al principio del libro. Bayaz, primero de los magos, es una figura casi histórica; un personaje que ayudó a fundar la Unión actual, con enormes estatuas en los jardines de más presencia de la capital, para luego desaparecer, cesando sus funciones como elemento clave del círculo cerrado de la corona.
Hace tanto, tanto tiempo que pasó eso, que la población piensa que es una leyenda, que no existe. 
Bayaz es la conexión, junto con Logen, de La Voz de las Espadas y el mundo mágico. Logen tiene cierta afinidad con el Otro Lado, puede hablar con los caprichosos espíritus y Bayaz es un mago de pleno derecho: sabio, instruido y con un carácter… peculiar. 
Si sois perspicaces, que lo sois, os habréis fijado que el nombre de la trilogía es La Primera Ley, pero esto no va de juicios ni cosas legales. 
La Primera Ley a la que se refiere el libro está relacionada con la magia y Bayaz instruye a Logen en algunos pasajes de la primera parte de la novela. Esa primera ley es clara y concisa: el contacto con el Otro Lado está prohibido.
Contacto, comunicación o invocación.
Mal empezamos, Logen
Y la segunda ley tampoco es muy halagüeña: no probarás la carne humana… 
Esto nos lleva a los terrenos del Sur, en los que el profeta se rodea de unos siniestros personajes llamados Devoradores con unas habilidades devastadoras.
Con esto no quiero que penséis que el Círculo del Mundo está lleno de personajes que lanzan rayos a la mínima, fuego que sale de la nada o explosiones, que si, que las hay (incluso de personas…), pero todo tiene un coste, sobre todo en un mundo en el que la magia es escasísima, está casi seca.
Un último recurso para los que puedan hacer uso de ella. 
El resto, acero y barro. 


Si habéis llegado hasta aquí, habéis cumplido. 
Menuda turra, personas. 
Y espero, de corazón, haberos picado la curiosidad para que os lancéis de cabeza al mundo de Joe Abercrombie.
Ahora, antes de volver al barro hasta que llegue el momento de leer Antes de que los cuelguen podéis recordar algunas partes, algunos pasajes y un buen montón de destripes en el enlace del podcast que os dejé un poco más arriba.

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