jueves, 4 de septiembre de 2025

Oráculo - Thomas Olde Heuvelt / Nocturna

Hay combinaciones que resultan complicadas, sobre todo a la hora de hablar de literatura de terror o fantástica. Una especie de alquimia extraña cimentada, bueno, pues en eso mismo, en lo extraño; en saber gestionar durante páginas, giros y personajes esa relación con lo inexplicado (que no inexplicable...) y saber cumplir las expectativas que, de manera justificada o no, se generan en el público lector. 
Y si partimos de una premisa muy potente, el peligro de esa combinación aumenta exponencialmente.
Thomas Olde Heuvelt es uno de esos autores que parten de una idea principal muy atractiva (un pueblo acosado por una bruja con la cara cosida, un accidente de montaña o un barco que aparece en un campo de tulipanes) y consiguen llevarla con éxito hasta el final.
Oráculo, su última novela publicada por Nocturna en castellano, eleva al máximo esa apuesta, dejando una novela que transcurre por algunos caminos inesperados mientras defiende y potencia su premisa.


Título: Oráculo
Autor: Thomas Olde Heuvelt
Editorial: Nocturna, 2025
Traducción: Ana Isabel Sánchez
Páginas: 512

Una brumosa mañana de invierno, dos adolescentes -Emma y Luca- descubren algo imposible: los restos de un barco del siglo XVIII varado en una pradera florida.

Emma entra por la escotilla y nunca más se la vuelve a ver. Y su desaparición no es la única...

Una agencia gubernamental inicia una investigación para desentrañar el misterio del barco antes de que estalle una tormenta mediática. El especialista en ocultismo Robert Grim está al frente del proyecto, y pronto se da cuenta de que el barco podría ser solo el principio... y de que algo primigenio ha despertado bajo el mar.

Un barco aparece varado en un campo de tulipanes en un pueblecito de Paises Bajos. No es un barco moderno, ni mucho menos: un viejo navío del siglo XVIII. Ahí plantado, en medio de la nada, sin marcas de arrastre, grúas o maquinaria parecida. 
Pero eso no es lo más extraño: lo peor sucede cuando un grupo de personas entra a investigar, a curiosear, dentro del barco y no vuelven a salir.
Nunca.
Jamás.
Se alerta a las autoridades, entran policías, drones, hasta animales y todo con el mismo resultado: del interior del barco no se vuelve a salir.

Hablaba de premisas iniciales, de misterio y esta idea es una de las que podría catalogar como muy atractiva. Además que lo que os acabo de contar son apenas las primeras 40 0 50 páginas de una novela que ronda las 500.
Es lógico que ronde la desconfianza, el miedo; a mi mismo me pasó, claro. ¿Cuándo se deshincha la historia del navío para irnos a otras cosas? 
Pues estoy, estamos, de enhorabuena; esa intriga, las consecuencias derivadas de esta idea inicial van a estar ahí presentes hasta el final.
Eso no significa que estemos toda la novela saliendo y entrando del barco, no: Thomas Olde añade otros ingredientes a la novela, que la van transformando poco a poco, sin perder el asidero del terror y el fantástico. 
Vamos, que el autor no nos engaña con un trailer intrigante pero sí que nos da un paseo por otras historias.

Los protagonistas son, en cierta medida, los y las culpables de ese cambio de estilos. Una novela extensa, como es Oráculo, necesita de una buena galería de personajes que soporten el interés y Heuvelt logra conformar un plantel más que interesante.
Tenemos a los habitantes del pueblo, familias que han perdido a integrantes dentro del barco sin recibir ningún tipo de información o explicación. Entre ellos destaca Luca, un adolescente que va a ser la constante a la que nos aferraremos durante gran parte de la novela. 
Y justo eso, que sea un adolescente, va a tener más importancia de la que parece.
Por otra parte tenemos la parte gubernamental, el elemento más cercano al thriller de Oráculo. Serios agentes llenos de órdenes, una sensación de superioridad, secretos y actitudes más o menos hoscas y violentas. 
Y, entre ambos mundos, Robert Grim.
Grim es un personaje rescatado de Hex, uno de los muy, muy recomendables trabajos anteriores de Heuvelt y, claro, ahora os estaréis preguntando: ¿hace falta haberse leído Hex para leer Oráculo?
Aunque deberíais, porque es un novelón de terror, la respuesta es no.
No hace falta, se entiende todo a la perfección; incluso hay alguna explicación adicional por parte del autor.
Grim es, además del nexo de unión entre obras, una especie de experto en temas paranormales que acude a la llamada del gobierno para esclarecer lo que pasa dentro del barco.
Bueno, esto no es del todo cierto porque Grim solo ha presenciado un fenómeno extraño así que, de experto, poco.
Para lo que sirve Grim es para vincular a las lectoras y lectores con un personaje que funciona a la perfección. De verbo ágil, un poquito hastiado del mundo, de buen corazón, inteligente..., Grim es un regalo de personaje que casa muy bien con el espíritu de la novela.
Heuvelt, de manera muy astuta, no lo convierte en el protagonista absoluto, atesora sus intervenciones con mucho cuidado. 
La importancia de los personajes, cada uno en su campo, ayuda a los diferentes perfiles de la novela. Grim lleva esa parte más de carisma y de best seller; los agentes cumplen con el thriller y la acción y Luca y sus amigos completan la experiencia dejando unos adolescentes muy creíbles, entrañables y que no caen el clichés ni reducciones simplistas por su juventud.


Tres perfiles de personajes, como veis, que van a ayudar a construir los dos niveles en los que funciona Oráculo.
La novela, apoyada en una premisa inicial muy atractiva e intrigante, va a ir transformándose en otra cosa, alejándose del terror sobrenatural más comercial, para tomar tintes de thriller, de esos de organizaciones en la sombra, muchos planes ocultos y pistas dispersas.
Vamos, como si la idea de una peli de Shyamalan se mezclase con la parte más de oficina de Mission: Impossible.
Si, hay un misterio extrañísimo pero dónde archivo estos informes secretos...,
algo así.

Ya os adelanto que el conjunto, al final, es muy positivo pero, de mano, aparecen ciertos problemas.
Primero y más evidente: el ritmo.
El arranque, ya sabéis, con el tema del barco y las desapariciones, funciona a la perfección. Unas pocas páginas y ya estaba dentro, viendo ese misterioso barco antiguo en medio de un campo, atraído por esa oscura bodega en la que desaparece gente.
El problema viene después, cuando el impacto inicial se diluye y la novela se traslada a terrenos cercanos al thriller.
El ritmo baja, entran muchos personajes, nuevas situaciones, pero se mantiene un tono uniforme, a menos revoluciones que el inicio. Descoloca, la verdad, y es un cambio al que cuesta acostumbrarse pero Heuvelt va salpicando el desarrollo de revelaciones, giros y unos intermedios que aumentan el interés.


Esos intermedios, que ayudan a separar las partes en las que se divide la novela, son piezas de un puzle que, de momento, no vamos a saber encajar. Pero encajan, claro que encajan, aunque vais a tener que esperar hasta el final. 
El desarrollo, la pausa, los puntos de interés..., todo eso son herramientas que ayudan a construir la novela, con sus altos y bajos, pero todo se cimenta en el estilo de Heuvelt.
El acercamiento de Thomas Olde Heuvelt a la escritura y, si me apuráis, al terror, es casi de otra época. Un estilo pausado, muy completo, lleno de descripciones, buenos diálogos, ambientes que se recrean a fuego lento. 
No digo lo anterior como crítica ni lo siguiente como punto negativo: Oráculo no parece una novela actual, un best seller que mezcla thriller y terror buscando el efecto inmediato, las descripciones breves o los diálogos rápidos.
No es así, ni mucho menos.
Tampoco es una novela que, pese a la mezcla de géneros, quiera esconder lo que es. Hay thriller, si, pero también hay terror y fenómenos extraños, casi rozando más la fantasía oscura que el horror, y Heuvelt va a seguir ese camino hasta las últimas consecuencias.
A lo que voy es que Oráculo, casi como sucedía con Hex, me llevan a las novelas de género de finales de los 80 y 90. 
Podéis pensar en Simmons o Koontz, por ejemplo. Quizás Fantasmas sea un buen ejemplo de lo que, en parte, hace Oráculo. Esas novelas muy bien escritas, repletas de interés, excelentes ideas y una mezcla de acción, horror y aventura que, por desgracia, es difícil verla hoy en día.
Grandes miras, objetivos enormes  que se cumplen y la satisfacción al terminar la novela es, seguro, la mejor recompensa.

Oráculo utiliza un tono de terror muy reconocible por parte del autor, un punto por debajo de Hex, dejando algunas escenas muy conseguidas que me arrancaron algún escalofrío. Nada muy excesivo ni extremo, aviso, pero caerá alguna pesadilla que otra .
Hay tramos cercanos a la fantasía oscura, otros históricos y más enfocados a la acción. La mezcla es compleja, llena de matices, cargada de componentes espirituales, sociales y de protección de la naturaleza. A ratos me recordaba al ambiente, quizás por el fondo de sus ideas más que por su ejecución, de El terror de Dan Simmons, por ejemplo, trasladado a la época moderna.
La novela trata un montón de temas; algunos más aparentes, otros menos. El papel de esos adolescentes, enfocados en Luca, resulta crucial a la hora de reflejar esas ideas: desde la explotación medioambiental al papel de la juventud en la sociedad actual, pasando por la ponzoña que nos envenena y nos enfada, poco a poco, casi sin que nos demos cuenta.

Por debajo de Hex, eso decía hace un momento, y es que toda la novela está un peldaño por debajo de la historia de la bruja de ojos y boca cosidos. Pero que eso no os llame a error: Oráculo es una lectura que requiere confianza y paciencia, debéis entrar al juego de estilos y pausa que propone Heuvelt, pero os va a recompensar con creces.
Thomas Olde Heuvelt entra, así, a mi lista de escritoras y escritores de confianza. Un narrador completísimo, siempre con buenas ideas, que no se corta a la hora de abordar ningún concepto.
Hay pocas y pocos como Heuvelt, especies en extinción, siempre dispuestas y dispuestos a combatir los días oscuros que nos acechan.

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