Una de mis pasiones lectoras es encontrarme con una nueva serie que seguir.
Entre tanta lectura densa, compleja, terrorífica, se agradece el reposo de personajes conocidos, paisajes familiares, estilos a los que ya estoy acostumbrado.
Y, a ser posible, con algún crimen de por medio.
Series de novelas que recuerden a la tele que me gusta, ágil, dinámica, con su puntito de necesaria repetición y una galería de personajes interesante.
La primera serie es uno de mis
enganches más recientes: la
arqueóloga forense Ruth Galloway, de
Elly Griffiths, publicada en castellano por
Maeva.