Iván Ledesma se ha convertido, para mi, en un valor seguro. Un autor refugio con el que suelo conectar de manera directa con sus propuestas, incluyendo el gran triunfo de año pasado en el que se convirtió su "El rito circular".
Ahora, a inicios de 2024, ha vuelto con una triple publicación (dos en castellano y una en catalán), demostrando que se encuentra en un momento creativo importante. Y de esa triple presentación, en esta ocasión me quedo con "Ante dioses indiferentes", su novela publicada en Dolmen.
"Ante dioses indiferentes" nos deja en lo más profundo de la España vaciada, en un pequeño pueblo aislado por la nieve, hostigado por unas extrañas criaturas y con pocos, poquísimos, termos de café disponibles.
Una completa pesadilla.
Ahora, a inicios de 2024, ha vuelto con una triple publicación (dos en castellano y una en catalán), demostrando que se encuentra en un momento creativo importante. Y de esa triple presentación, en esta ocasión me quedo con "Ante dioses indiferentes", su novela publicada en Dolmen.
"Ante dioses indiferentes" nos deja en lo más profundo de la España vaciada, en un pequeño pueblo aislado por la nieve, hostigado por unas extrañas criaturas y con pocos, poquísimos, termos de café disponibles.
Una completa pesadilla.
Título: "Ante dioses indiferentes"
Tapa blanda con solapas / eBook (próximamente)
Torreón del Risco fue, hasta aquella tormenta brutal hace un par de años, un pequeño pueblo olvidado por todos. Ubicado en la vaciada franja de Teruel, ofrecía a sus escasos habitante el lugar ideal para escapar de unas vidas que quizá podían empezar de nuevo en aquel aislado entorno.
Ahora, entre los escombros calcinados y los restos de sangre, en un desolado paisaje abandonado, han podido recuperarse fragmentos de vídeos y diarios de lo que allí aconteció en aquellos días de nieve y tempestad en los que el pueblo quedó aislado del mundo. Allí se relata una realidad demasiado terrorífica para ser aceptada, tan horrible que podría romper nuestras más sólidas creencias.
Y por eso muchos están dispuestos a todo con tal de mantener la ignorancia sobre lo que pasó durante la brutal nevada.
Ahora, antes de entrar en detalle en la novela, una pequeña anécdota personal.
Noche cerrada, fin de semana tranquilo en una remoto complejo rural con diferentes casas para alquilar y ruidos en la puerta de entrada. Apagamos la tele, con la película que estábamos viendo y afinamos el oído. Sonidos de manilla que no abre, empujones, llave que no encaja y al final, golpes secos en la puerta.
Un susto gordo, la verdad.
Abrí la puerta y me encontré con un tipo extraño, alto, delgado, con barba y cara de "no sé muy bien dónde estoy". Hablaba una mezcla de castellano y alemán pero no conseguía comunicarme bien con él. Manos grandes, ropas un poco sucias y confusión en la mirada. En resumen: había una convención de artesanos en el pueblo de al lado y el tío era un herrero, especialista en navajas, y después de la cena había ido al complejo rural sin acordarse del número de casa y pensó que la nuestra era tan buena como otra cualquiera.
Noche cerrada, fin de semana tranquilo en una remoto complejo rural con diferentes casas para alquilar y ruidos en la puerta de entrada. Apagamos la tele, con la película que estábamos viendo y afinamos el oído. Sonidos de manilla que no abre, empujones, llave que no encaja y al final, golpes secos en la puerta.
Un susto gordo, la verdad.
Abrí la puerta y me encontré con un tipo extraño, alto, delgado, con barba y cara de "no sé muy bien dónde estoy". Hablaba una mezcla de castellano y alemán pero no conseguía comunicarme bien con él. Manos grandes, ropas un poco sucias y confusión en la mirada. En resumen: había una convención de artesanos en el pueblo de al lado y el tío era un herrero, especialista en navajas, y después de la cena había ido al complejo rural sin acordarse del número de casa y pensó que la nuestra era tan buena como otra cualquiera.
Que te ríes, claro, pero el susto, con un extraño, de noche cerrada y fuera de tu entorno, aislado, no te lo quita nadie.
Pues no me quiero imaginar si, en vez de aparecer un afable herrero, llego a abrir la puerta y me encuentro unos seres extraños de largos dedos con bastante hambre.
Eso es, en definitiva, parte del encanto de "Ante dioses indiferentes": abrir la puerta de la novela y encontrarte con una marabunta extraña que arrasa con todo.
Pues no me quiero imaginar si, en vez de aparecer un afable herrero, llego a abrir la puerta y me encuentro unos seres extraños de largos dedos con bastante hambre.
Eso es, en definitiva, parte del encanto de "Ante dioses indiferentes": abrir la puerta de la novela y encontrarte con una marabunta extraña que arrasa con todo.
En el cartel polvoriento y oxidado puede leerse: "Torreón del Risco, población 156 habitantes". Hay un par de agujeros que representan balazos y un enorme desgarrón que pretende haber sido provocado por unas zarpas.
Torreón del Risco es un pequeño pueblo de Teruel, con una población de ciento y poco habitantes, donde hay gente relacionada desde hace generaciones y nuevos habitantes que llegan escapando de algo o buscando tranquilidad. Uno de esos sitios en los que el bar es el auténtico centro neurálgico y donde todo el mundo se conoce. Un temporal de nieve y apenas un par de noches después, ya no queda nada ni nadie. Iba a decir que ni rastro pero lo grave es justo eso, que hay rastros. Marcas de arrastre de cuerpos, sangre, miembros cercenados, casas destrozadas, otras edificaciones quemadas y extrañas informaciones. "Ante dioses indiferentes" narra, con diferentes estilos, ese par de noches (y días) de pesadilla en Torreón del Risco y, para ello, Iván Ledesma hace uso de un amplio, amplísimo, conocimiento del terror en sus diferentes formas.
Si, ya sé, "El rito circular" es otro de los libros de Ledesma, pero en "Ante dioses indiferentes" hay algo de circular, ya desde el inicio.
Sin destripe: el inicio del libro es casi el final y el final enlaza, a su particular manera, con el principio. En un primer momento no lo sabemos todo, nos falta información, fallamos en el contexto y desarrollo, que es justo lo que nos va a aportar la lectura.
Como decía, hay diferentes estilos y enfoques en la novela, dentro de una estructura sin capítulos marcados como tal, pero bien delimitados; que no se alteren aquellas personas que no pueden dejar de leer si no terminan un capítulo. De hecho, las distintas partes son cortas y efectivas, consiguiendo que el ritmo de lectura sea altísimo.
A lo que iba: enfoques y estilos.
Si, ya sé, "El rito circular" es otro de los libros de Ledesma, pero en "Ante dioses indiferentes" hay algo de circular, ya desde el inicio.
Sin destripe: el inicio del libro es casi el final y el final enlaza, a su particular manera, con el principio. En un primer momento no lo sabemos todo, nos falta información, fallamos en el contexto y desarrollo, que es justo lo que nos va a aportar la lectura.
Como decía, hay diferentes estilos y enfoques en la novela, dentro de una estructura sin capítulos marcados como tal, pero bien delimitados; que no se alteren aquellas personas que no pueden dejar de leer si no terminan un capítulo. De hecho, las distintas partes son cortas y efectivas, consiguiendo que el ritmo de lectura sea altísimo.
A lo que iba: enfoques y estilos.
Tenemos un narrador tradicional, omnisciente, encargado de la parte central de la novela, de los diferentes personajes que quedan atrapados en Torreón del Risco y demás.
Hay otro nivel, con el que se abre el libro, narrado en primera persona por un personaje desconocido (en principio) y que cuenta lo que ocurre después de la tormenta.
Una última capa, menos frecuente, muy efectiva y variada que nos cuenta repercusiones y elementos accesorios a la trama. Y aquí Ledesma hace uso de cualquier cosa a su alcance: found media, "falso" documental, entrevistas y otros aspectos que llegan hasta años después de lo que ocurre en el pueblo.
Hay otro nivel, con el que se abre el libro, narrado en primera persona por un personaje desconocido (en principio) y que cuenta lo que ocurre después de la tormenta.
Una última capa, menos frecuente, muy efectiva y variada que nos cuenta repercusiones y elementos accesorios a la trama. Y aquí Ledesma hace uso de cualquier cosa a su alcance: found media, "falso" documental, entrevistas y otros aspectos que llegan hasta años después de lo que ocurre en el pueblo.
Todos estos aspectos y niveles, uno por uno, están muy bien pero, si nos ponemos exigentes, la mezcla de todos ellos tiene que ser lo suficientemente equilibrada para que el conjunto funcione. No hay mejor ejemplo que el inicio del libro.
Iván Ledesma da forma a un arranque en el que hace uso de todas las características anteriores, comenzando por un segmento en primera persona de la parte "final" de la historia para luego llevarnos por una narración más tradicional y jugar un poco con una especie de documental prohibido que nunca llegó a emitirse íntegro, enlazando todas esas ideas con una fluidez importante.
Y de ahí vamos a la presentación de los residentes de Torreón del Risco, otra pequeña pieza magnífica, en la que Ledesma utiliza la ubicación de los personajes en el bar para introducirnos en su mundo, casi como si recorriésemos un hilo invisible entre todos ellos, su historia y lo que está por venir.
Una composición casi perfecta entre todos esos niveles que hacen que el libro sea muy difícil de dejar aunque, a grandes rasgos, sepamos lo que nos espera.
Ritmo gracias a esa mezcla y a la escritura de Iván Ledesma, que se mueve entre tanto juego narrativo sin perder soltura, ya sea con un estilo cercano a la reflexión, al horror cósmico o a cosas de Poe y Lovecraft (sin caer en el guiño fácil) con ese narrador en primera persona a tramos más parecidos a un tratamiento de guion para el cine o desarrollos narrativos con descripciones que crean un gran ambiente.
Iván Ledesma da forma a un arranque en el que hace uso de todas las características anteriores, comenzando por un segmento en primera persona de la parte "final" de la historia para luego llevarnos por una narración más tradicional y jugar un poco con una especie de documental prohibido que nunca llegó a emitirse íntegro, enlazando todas esas ideas con una fluidez importante.
Y de ahí vamos a la presentación de los residentes de Torreón del Risco, otra pequeña pieza magnífica, en la que Ledesma utiliza la ubicación de los personajes en el bar para introducirnos en su mundo, casi como si recorriésemos un hilo invisible entre todos ellos, su historia y lo que está por venir.
Una composición casi perfecta entre todos esos niveles que hacen que el libro sea muy difícil de dejar aunque, a grandes rasgos, sepamos lo que nos espera.
Ritmo gracias a esa mezcla y a la escritura de Iván Ledesma, que se mueve entre tanto juego narrativo sin perder soltura, ya sea con un estilo cercano a la reflexión, al horror cósmico o a cosas de Poe y Lovecraft (sin caer en el guiño fácil) con ese narrador en primera persona a tramos más parecidos a un tratamiento de guion para el cine o desarrollos narrativos con descripciones que crean un gran ambiente.
"Ante dioses indiferentes" es una novela coral y encontraremos una serie de personajes que se reparten el protagonismo de la novela. No hay tantos, recordemos que Torreón del Risco tiene apenas un centenar de habitantes, a los que se suman algunos ajenos al pueblo, en esos tramos que transcurren después de la tormenta. Aquí es necesario recalcar la personalidad de la novela como historia de supervivencia, terror y acoso-de-personajes-encerrados-ante-un-peligro-externo-inexplicable.
Si manejáis ese tipo de historias ya sabéis lo que vais a encontrar: personajes grises, las diferentes caras del ser humano saliendo a la luz, el egoísmo pero también pequeños destellos de luz, de sacrificio. Hablaré un poco más sobre ello después pero, primer aviso, hay personajes de Negorith, que sirven como enganche para los (robo el término) fans del Ledesmaverso pero que, quizás, sean algo extraños para el resto de público no relacionados con el mundo propio de Iván.
Si manejáis ese tipo de historias ya sabéis lo que vais a encontrar: personajes grises, las diferentes caras del ser humano saliendo a la luz, el egoísmo pero también pequeños destellos de luz, de sacrificio. Hablaré un poco más sobre ello después pero, primer aviso, hay personajes de Negorith, que sirven como enganche para los (robo el término) fans del Ledesmaverso pero que, quizás, sean algo extraños para el resto de público no relacionados con el mundo propio de Iván.
Ahora, al meollo.
"Ante dioses indiferentes" es una novela de terror, oscura, nocturna y que ataca directamente a gran parte de los problemas actuales de nuestra sociedad. Iván Ledesma abre su maletín lleno de tarros a rebosar de cosas oscuras y las integra en la historia. No será la única vez que voy a decir que "Ante dioses indiferentes" tiene las escenas más sangrientas y parte de los pasajes más oscuros que ha escrito el bueno de Iván.
Además tiene ese fino hilo de crítica social, de problemas medioambientales (todo es culpa del lobo...), sociales con la España ya no vaciada, si no olvidada, la justica, la violencia, las costumbres y la religión.
Terror, cosas extrañas y crítica social, bien mezcladito: ¿sabéis quién hace eso perfectamente? El cine de serie B; claro, por supuesto, bien disfrutón. Pero hay una conexión aún más fuerte y, a riesgo de repetirme, que se lo digo siempre y Ledesma va a terminar dándome un buen bofetón, "Ante dioses indiferentes" es la más Carpenteriana de todas sus novelas, tanto en ideas como en desarrollo y ejecucción.
Elogio máximo.
Un pueblo aislado atrapado por un fenómeno atmosférico con una amenaza extraña que puede tener raíces en el folklore local (atención al segmento del libro que narra la leyenda de los seres...), esa idea me lleva de frente al Antonio Bay de "La niebla", los segmentos de documentales venidos del futuro con esa idea de manipulación de los poderes fácticos y la política, ese terror sangriento que viene de un reflejo distorsionado de nosotros mismos, el ritmo, la falsa pausa y ese final que es un punto y seguido.
"Ante dioses indiferentes" es una novela de terror, oscura, nocturna y que ataca directamente a gran parte de los problemas actuales de nuestra sociedad. Iván Ledesma abre su maletín lleno de tarros a rebosar de cosas oscuras y las integra en la historia. No será la única vez que voy a decir que "Ante dioses indiferentes" tiene las escenas más sangrientas y parte de los pasajes más oscuros que ha escrito el bueno de Iván.
Además tiene ese fino hilo de crítica social, de problemas medioambientales (todo es culpa del lobo...), sociales con la España ya no vaciada, si no olvidada, la justica, la violencia, las costumbres y la religión.
Terror, cosas extrañas y crítica social, bien mezcladito: ¿sabéis quién hace eso perfectamente? El cine de serie B; claro, por supuesto, bien disfrutón. Pero hay una conexión aún más fuerte y, a riesgo de repetirme, que se lo digo siempre y Ledesma va a terminar dándome un buen bofetón, "Ante dioses indiferentes" es la más Carpenteriana de todas sus novelas, tanto en ideas como en desarrollo y ejecucción.
Elogio máximo.
Un pueblo aislado atrapado por un fenómeno atmosférico con una amenaza extraña que puede tener raíces en el folklore local (atención al segmento del libro que narra la leyenda de los seres...), esa idea me lleva de frente al Antonio Bay de "La niebla", los segmentos de documentales venidos del futuro con esa idea de manipulación de los poderes fácticos y la política, ese terror sangriento que viene de un reflejo distorsionado de nosotros mismos, el ritmo, la falsa pausa y ese final que es un punto y seguido.
Los diálogos, cortantes y rápidos, el aire a western, la fatalidad y los héroes que no resultan ser tan héroes.
Todo está ahí.
También hablaba de las conexiones con el resto del universo de Iván Ledesma y esto merece un aparte. Ya en "El rito circular" había un montón de detalles, más o menos claros, relacionando la novela con ese universo de fantasía oscura urbana que es "Negorith". Si habéis leído "Negorith: Sueños y pesadillas" la trama de "Ante dioses indiferentes " no os debería resultar desconocida. Ahí ya estaba una pequeña referencia a que algo estaba pasando en un pueblecito...
En "Ante dioses indiferentes " aparecen Septa y Half, dos de los personajes centrales de "Negorith", cuya presencia en la segunda entrega había sido algo más limitada. Claro, estaban en Torreón del Risco. No sólo es que aparezcan, como un guiño, es que adquieren cierto protagonismo en una trama secundaria (loquísima y maravillosa) que se abre en el último tercio de la lectura.
Como seguidor del Ledesmaverso no puedo estar más contento. Half y Septa, sobre todo Septa, son de mis personajes favoritos así que todo perfecto. El libro, además, se abre con una cita de Tertium, otro personajazo.
Pero (ay, los peros) me pongo en el papel de una persona cuyo primer contacto con el autor sea "Entre dioses indiferentes ". Quizás esa presencia, sobre todo en la parte final, resulte un poco extraña debido a las características propias de ambos personajes. No son aspectos de trasfondo si no que protagonizan una subtrama importante de la obra. Nada que impida disfrutar de la lectura, ni muchísimo menos, pero hay que tenerlo en cuenta. Miradlo por el lado bueno: tenéis, si acabáis de llegar a los mundos de Ledesma, un buen puñado de libros para ponerse al día.
Esperaba "Ante dioses indiferentes" con muchísimas ganas: Iván Ledesma sabe tocar las teclas de las cosas que me gustan.
Y no me ha defraudado, en absoluto.
Y no me ha defraudado, en absoluto.
Torreón del Risco se vuelve un infierno helado, aislado, acosado por unos feroces Mortinatos y por los propios males de nuestra sociedad humana.
En sus apenas 300 páginas no hay respiro, devoras capítulo tras capítulo, idea tras idea, juego tras juego.
Una novela que no descansa en su retrato de personajes grises, como la vida misma, intentando defenderse tras una fe (en sí mismos, en la sociedad, en la religión) que no surte el efecto deseado. Como casi siempre.
El reverso de esos Mortinatos, seres de pesadilla, que no son más que un reflejo oscuro de nosotros mismos, como en las buenas historias de terror.
Y terror hay, de eso no tengáis duda.
Y terror hay, de eso no tengáis duda.
"Ante dioses indiferentes" es otro triunfo de Iván Ledesma, quizás un pequeño escalón por debajo de "El rito circular" debido a su idea y estructura más dependiente de una visión particular del género. Su particular versión de "La niebla" de John Carpenter, el realismo y pesimismo de las mejores obras apocalípticas o de zombis, con unos seres que emparentan con los morlocks de Wells o los topoides de Marvel.
Todo ello en una novela que tiene un ritmo envidiable, con una personalidad muy marcada, de la mano de un autor que conoce el género y sabe cómo jugar con él.
Todo ello en una novela que tiene un ritmo envidiable, con una personalidad muy marcada, de la mano de un autor que conoce el género y sabe cómo jugar con él.
Venga, a por la siguiente.
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