"El topo" ("Tinker Tailor Soldier Spy") está basada en una novela original de John le Carré y como todo lo de éste hombre, va de espías. Quizás no haya mejor que escribir sobre lo que uno sabe ya que Carré fue un espía de verdad, ya retirado. Un tío peligroso, seguro.
La película narra la investigación encubierta de Smiley (Gary Oldman), en plena guerra fría contra los soviéticos y donde se creía que había un topo entre las filas de espías ingleses.
Decir que Gary Oldman se come la película es poco. Da un auténtico recital de actuación comedida, la mayor parte del tiempo, con una presencia hipnótica en pantalla y un momento (la historia que cuenta casi a cámara sobre su pasado) que es de Oscar. Una auténtica reivindicación para un actor con algo de mala suerte en los papeles que escoge últimamente pero que siempre deja una impronta personal en los mismos.
Pero esto no quiere decir que el resto del reparto se quede cojo: empezando por Benedict Cumberbatch, dando un paso de gigante en su proyección internacional después de ser un excelso Sherlock en la serie de la BBC, un Mark Strong que hace bien todo lo que se le encarga hasta Colin Firth, rentabilizando su Oscar del año pasado.
Película de actores, sin duda.
La dirige Tomas Alfredson, al que recordaréis por la versión original de "Déjame entrar", aquella película de niños y vampiros que es tan increíblemente buena. Imprime a la película un ritmo lento, detallista, que puede llegar a exasperar al público pero que recuerda al del cine inglés de los setenta y a la mayoría de películas serias de espías. Un homenaje a todo aquello pero lo que no quita que, en conjunto, la película sea lenta y que pienses que puede haber algo mas que en lo que en principio parece, pero no. Esta todo ahí.
Aun así, deja varios momentos de buen cine: la historia que narra un Oldman borracho, las internadas de Cumberbatch por el servicio secreto, todo lo relacionado con el personaje de Mark Strong desde la etapa en el colegio hasta el emotivo y brillante final (tensión homosexual incluída...) y las revelaciones finales.
Quizás con veinte minutos menos hubiese ganado mas empaque pero también hay que tener en cuenta que adaptar el libro no debió de ser tarea fácil. Típico problema de las adaptaciones.
Y deja la certeza de que ser espía no mola nada: gente solitaria, con problemas mentales, viviendo siempre con la careta puesta y mirando a tus espaldas...
No es James Bond, pero es una correcta película con unas actuaciones sobresalientes. Y la banda sonora, de un español nominada al Oscar, por cierto, con muchos toques de jazz y alejándose de lo que suelen ser las b.s.o. de estos tipos de película.
Lo mejor: Los actores, en especial Gary Oldman. El final, un climax tremendo sobre todo el que involucra a Mark Strong.
Lo peor: Demasiado correcta (pese a incorporar referencias homosexuales a la mayoría de personajes), ver que ser espía no mola tanto como se pueda pensar.
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