No esperaba ningún ejemplar pero, desde Roca, alguien me tuvo en cuenta a la hora de presentar el sexto volumen de la exitosa serie de Erika Foster, escrita por Robert Bryndza.
Abrí el paquete y me encontré con "Secretos mortales".
Comencé la lectura y me asaltó una duda: ¿sería capaz de arrancar una serie por su sexta entrega? Aún así, me lancé al interior de esta historia de crueles asesinatos, el invierno londinense, un asesino con máscara de gas, secretos y una detective desbordada, en lo profundo y en lo personal.
Y no, no me arrepiento.
Título: "Secretos mortales"
Libro 6 de Erika Foster
Autor: Robert Bryndza
Editorial: Roca
Páginas: 379
Traductor: Santiago del Rey
Tapa blanda con solapas / eBook
Agradezco a la editorial el envío del ejemplar.
PARA COMETER EL ASESINATO PERFECTO, NECESITAS LA TAPADERA PERFECTA.
Es una mañana helada, una madre se despierta y encuentra en la carretera delante de su casa, el cuerpo empapado de sangre, y congelado, de su hija. ¿Quién podría llevar a cabo tal asesinato en la puerta de la casa de la propia víctima?
Justo después de haber vivido un angustioso caso, la detective Erika Foster se siente frágil pero decidida a liderar la investigación. Cuando se pone a trabajar, encuentra informes de agresiones en el mismo suburbio tranquilo del sur de Londres donde han matado a la chica. Hay un detalle escalofriante que los relaciona con la víctima del asesinato: todos fueron atacados por una figura vestida de negro que llevaba una máscara antigás.
Erika está a la caza de un asesino con una carta de presentación aterradora. El caso se complica más cuando descubre una maraña de secretos que rodean la muerte de la hermosa joven. Además, justo cuando Erika comienza a juntar las pistas, se ve obligada a enfrentarse a dolorosos recuerdos de su pasado. Erika debe profundizar, mantenerse concentrada y encontrar al asesino. Solo que esta vez, uno de los suyos está en terrible peligro.
Soy lector de terror, principalmente, aunque me gusta darme una vuelta por géneros hermanos, como el thriller o el fantástico, pasando por todos los estilos intermedios (del true crime al grimdark). Así que, de vez en cuando, cambio los terrores de turno por otros ambientes. Si en otras ocasiones me muevo por el fantástico, esta vez me zambullí en las páginas de un thriller.
"Secretos mortales" es la sexta entrega de la serie de Erika Foster, escrita por Robert Bryndza, después de "Aguas oscuras", "Sangre helada", "Te veré bajo el hielo", "Último suspiro " y "Una sombra en la oscuridad ". Un fenómeno editorial que lleva más de 4 millones de libros vendidos y con una legión de seguidores.
Algo bueno tendrá que tener.
Como decía, la editorial me envió un ejemplar y tuve que enfrentarme a la lectura sin haber leído ninguno de los títulos anteriores. Y menos mal que lo hice porque he disfrutado un montón. "Secretos mortales", además, es un excelente punto de entrada en la serie.
"Secretos mortales" tiene un arranque modélico como novela de suspense. Un buen thriller debe enganchar desde su primer capítulo y esta novela lo consigue. Un brutal asesinato en la nieve, en pleno barrio residencial londinense, de una mujer joven que tenía relaciones con el mundo del cabaret, problemas con los vecinos y una vía de escape prevista.
A ese escenario, en vísperas de navidad y lleno de sangre congelada, llega Erika Foster, casi por casualidad, para liderar la investigación y así escapar de un momento personal complicado.
La parte criminal de la novela avanza con un ritmo implacable. Un desarrollo lleno de sospechosos, revelaciones, giros y algún punto bastante intenso. El asesino, ese misterioso personaje con abrigo y máscara de gas, tendrá en jaque a Erika Foster y a la policía londinense hasta el último suspiro del libro.
Y no va a ser un plácido paseo por paisajes nevados.
Es un enemigo implacable, violento y oscuro, lleno de extrañas filias y obsesiones de carácter sexual. A Robert Bryndza no le tiembla el pulso a la hora de plantear situaciones tensas y desagradables, sin caer en lo soez pero sin miedo al lado oscuro.
Él creía que su cara era una auténtica máscara: una cara corriente, no exactamente como la del típico vecino que te cruzas cada día, pero sí lo bastante aceptable. Des-pués de todos los meses que llevaba haciendo aquello, la única idea que tenía la policía sobre su aspecto era que usaba una máscara de gas.
Si la investigación criminal está llena de ritmo y sorpresas, la parte centrada en Erika Foster tampoco cojea. Decía que es mi primer libro de la serie pero en ningún momento te deja atrás. Bryndza aclara toda la situación personal de Erika Foster en apenas dos capítulos, con un resumen de la situación actual y pasada. Sus problemas personales, familiares y afectivos avanzan con la lectura, hasta llegar a un punto final en el que los climax de ambas historias coinciden, haciendo muy difícil abandonar la lectura, mientras la trama se apoya en los personajes secundarios que se han ido introduciendo.
Erika Foster es la protagonista, obvio, y cumple los requisitos de los personajes principales de este tipo de novelas. Erika es una detective autosuficiente, testaruda, con problemas propios de su edad (la maternidad, las expectativas, su papel en el mundo laboral...), solitaria y con cierto miedo a las relaciones personales. Puede pecar de ser algo genérica pero funciona como protagonista, con un desarrollo convincente.
Robert Bryndza tiene la situación bajo control, con la maestría que se supone en una sexta entrega (y otras tantas de otras series policiacas). Maneja los personajes con soltura, incorpora los puntos de giro en momentos clave para mantener el ritmo y aúna los clímax finales sin que decaiga el interés.
Buenos secundarios, un enemigo más que interesante y diálogos que cumplen su función.
Apunte personal: me hace gracia que en momentos de tensión o violencia se traten de usted. No se pierde la educación en ningún momento.
También es verdad que estamos en el terreno de los policiacos británicos así que nos enfrentamos a unos agentes sin armas de fuego y una violencia centrada sobre los aspectos psicológicos de la seguridad de los barrios y el hogar mientras una amenaza física, oscura y turbia, se oculta en las sombras.
No suelo comenzar una serie por el sexto volumen pero en ningún momento me he sentido fuera de lugar con "Secretos mortales".
Un buen punto de inicio en las investigaciones de Erika Foster en la policía londinense, con un brutal caso de asesinato en el centro y un misterioso asesino oculto tras una máscara de gas.
Una novela que funciona durante toda su extensión, responde perfectamente a las expectativas y tiene unos toques oscuros más que interesantes.
"Secretos mortales" se engloba dentro de esos policiacos británicos actuales, muy televisivos, capaces de entretener a base de giros argumentales y asesinatos. Un estilo muy cercano a series como "Luther" o "Marcella", con una protagonista que cumple en el doble papel de acaparar la atención tanto por su labor policial como por sus aspectos personales.
No hay más pretensiones que construir un perfecto pasapáginas.
Y vaya si lo consigue.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Siéntete libre de comentar, charlar y replicar sobre el tema que prefieras pero siempre con respeto. ¡Gracias!