"La cosecha pálida" de Josan Mosteiro es una intrigante novela, ambientada en la Galicia rural, con sus toques de investigación y mitología.
Una de esas lecturas de las que cuesta separarse hasta terminar.
El argumento.
Esta historia no comienza con la desaparición de una chica, sino con una reaparición. Después de cuatro años en los que no se ha sabido nada de ella, Cruz Castro regresa por su propio pie a Calixe, un pueblo en el corazón de Galicia. Está pálida y asegura que ha pasado esos cuatro años bajo tierra, secuestrada por los mouros, una raza de seres míticos que habitan los bosques locales según las leyendas. Además, asegura que eso es lo mejor que le ha podido pasar, que los mouros la secuestraron para ayudarla a dejar de ser una "mala semilla".
En el pueblo creen que se ha inventado esa historia absurda para esconder que se fue con algún hombre que luego la dejó tirada. Sin embargo, Asunta Lourerio, una periodista en horas bajas, la entrevista y comienza a sospechar que tras la fantástica historia de Cruz puede esconderse quizá una secta o un secuestrador muy real. Decidida a conocer la verdad, Asunta comienza a investigar por su cuenta y descubre que tal vez Cruz no sea la única chica desaparecida y reaparecida tiempo después en extrañas circunstancias en la zona.
Poco después, en los bosques aparece asesinada otra chica. Alguien le ha marcado con un cuchillo dos palabras en la espalda: Mala semilla.
Bajo las raíces de los árboles alguien cultiva un secreto, el aire de un misterio, la tierra de un crimen.
Thrillers y misterios.
Suelo fiarme del criterio que tienen en Roca Editorial a la hora de elegir los thrillers que publican; desde la serie de Washington Poe y Tilly Bradshaw de M. W. Craven (que me tiene loco) a otros títulos, como las últimas incursiones de Elia Barceló en el género ("La noche de plata" y "Muerte en Santa Rita"), su selección de títulos nórdicos (encabezada por el infalible "El caso Hartung"), los últimos trabajos de Craig Russell e incluso algunas series que espero que sigan publicando, como la del abogado Eddie Flynn de Steve Cavanagh ("13").
En fin, que me fio de su criterio y de paso os lleváis una selección de thrillers de lujo para el verano.
Así que, cuando recibí "La cosecha pálida" (agradezco desde aquí su envío a la editorial) no dudé ni un momento y me puse con él.
Y me puse.
Vaya si me puse.
"La cosecha pálida" engancha desde su inicio, uno de esos grandes trucos que te unen invariablemente a la lectura de una novela. Una joven vuelve a Calixe, una pequeña localidad gallega cercana a Santiago, 4 años después de haber desaparecido. Ella dice que está bien y que los mouros han cuidado de ella, le han dado propósito y un mensaje.
Así es muy difícil dejar de leer y eso fue justo lo que hice: zamparme las 300 páginas en apenas 2 o 3 días.
Thriller, folclore y personajes.
Tenemos una esencia de thriller, muy reconocible, a la que se suma un elemento arraigado en el folclore: los mouros, una especie de seres del bosque, trasgos. Ese folclore, unido a la ambientación de una Galicia a medio camino entre lo rural y una ciudad como Santiago, forma un tandem insuperable.
Y un tercer elemento: la galería de personajes. El autor construye una colección de personajes amplia y diversa. Quizás el protagonismo recaiga en Asunta, una joven periodista que tiene que volver a Calixe, pueblo con el que tiene historia familiar, para investigar el regreso de Cruz y sus mouros. Allí su camino se cruza con una serie de personajes que completan la galeria como Aurelio, guardia civil jubilado, Matías, un escritor de novela romántica bajo psudonimo que vive con su sobrina y el resto de habitantes de Calixe.
Y, por tanto, sospechosos.
Porque Cruz no va a ser la única en aparecer y desaparecer en Calixe...
El estilo y el ritmo es otro de los pilares y características de cualquier thriller.
Josan Mosteiro utiliza frases cortas y diálogos rápidos en la mayoría de la novela, aumentando el ritmo de lectura. Eso sin ir en detrimento de pararse en algunas descripciones para crear la tan necesaria atmósfera: bosque, niebla, soledad...
Un equilibrio bien construido y muy efectivo.
El autor también diferencia las voces principales de la novela. "La cosecha pálida" se divide en capítulos cortos, rápidos, en un marco temporal delimitado y con un personaje principal, que nos sirve de guía durante esas páginas. Asunta, la periodista digital que hace las veces de protagonista a ojos del lector, narra su experiencia en primera persona, mientras que el resto de personajes lo hacen en tercera.
Un truco que, aunque ya se haya visto, no deja de funcionar.
Y aquí funciona muy bien.
"La cosecha pálida" también tiene su faceta social, quizás algo más diluida que en las novelas nórdicas que marcan muchas pautas a día de hoy, pero representada de una forma que, quizás, la acerque a los modelos televisivos británicos.
Un elemento, que no voy a desvelar por, ya sabéis, spoilers, pero se va haciendo visible en la trama, creciendo hasta la resolución final.
También se percibe el mismo ambiente de muchas novelas y series de televisión españolas de los últimos años ("La caza: Monteperdido", "Néboa", etc), y eso hace que, si sois mentes seguidoras del género, encontréis una familiaridad con la que conectar de inmediato.
Cualquier thriller depende, en gran medida, de su final. Es decir, no hay que plantear enigmas cuya resolución no resulte ligeramente sorprendente y creíble en el ámbito de la novela.
Bueno, pues "La cosecha pálida" tiene lo que podría calificar como un buen final. Sorprende, funciona y tiene unos capítulos juguetones más allá de la resolución.
En definitiva.
Es difícil innovar en un género tan presente como el thriller, más allá de cuestiones temáticas. "La cosecha pálida" es una lectura que funciona en toda su duración, sin altibajos.
Tampoco es una novela que acumule demasiados elementos innovadores o sorprendentes pero todo lo que aporta, funciona, y creo que eso es lo importante.
Acumular ideas, aunque ya estén vistas, un equilibrio entre ritmo, diálogo y narración, una atmósfera neblinosa y boscosa, mitología gallega, los suficientes puntos de giro bien repartidos en 300 páginas y una resolución adecuada (y oscura).
Yo no le puedo pedir más.
Bueno, si: reencontrarme en el futuro con algunos de sus protagonistas en otra novela.
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