Si hay que hablar de alguno de los nombres más importantes en la literatura de terror actual, Stephen Graham Jones debe estar en esa conversación. El escritor de Texas ha conseguido aunar elementos y aspectos relativos a su ascendencia nativo americana con otros cercanos a la cultura popular, con un estilo narrativo detallado, a ratos pausado, estallidos puntuales de violencia y un fino sentido del humor.
Una mezcla que funciona muy, muy bien.
"El único indio bueno", publicada en España por La Biblioteca de Carfax (como el resto de su obra en castellano) con la traducción de Manuel de los Reyes, se siente como una novela central en su carrera. Una novela de 2020 que ha ganado el premio Bram Stoker y el Shirley Jackson, junto con una cantidad enorme de menciones, recomendaciones y presencia en listas varias.
¿Es una novela tan buena como para acaparar tanto premio y recomendación?
Os ahorro el rollazo que voy a soltar: por supuesto.
"El único indio bueno" es la mejor novela de Graham Jones (hasta el momento...), entre las publicadas en castellano, y una lectura esencial del horror moderno, llena de folklore nativo y pesadillas sociales.
Título: "El único indio bueno" / "The only good Indians"
Autor: Stephen Graham Jones
Editorial: La Biblioteca de Carfax, 2021
Traductor: Manuel de los Reyes
Páginas: 384
Cubierta: Rafael Martín Coronel
Tapa blanda con solapas.
Ricky, Gabe, Lewis y Cassidy son cuatro amigos de la infancia, cuatro indios americanos que, en su madurez, viven atrapados entre una sociedad que los rechaza y las tradiciones anquilosadas de su tribu, que han intentado dejar atrás.
Durante la juventud cometieron un trágico sacrilegio contra las leyes y tradiciones de la tribu. Penetraron en las tierras de caza reservadas a los ancianos de la tribu y aniquilaron tantos ciervos como pudieron.
Han pretendido olvidarlo, hasta ahora.
Cuando se gira como si quisiera clavar en él los ojos, muy separados entre sí, Lewis levanta la mano para bloquear la visión, para esconderse, pero ya es demasiado tarde. Lleva siendo demasiado tarde desde hace diez años. Desde que apretó ese gatillo.
Queda claro que "El único indio bueno" es una novela de terror, ya desde la primera escena. Y si, digo escena, porque la estructura que utiliza Graham Jones tiene mucho de eso, de escenas, de pequeñas historias dentro de una narración mayor.
Resulta complicado hablar de estas cosas sin revelar parte de las tripas de la novela, pero lo intentaré.
Cuatro amigos indios americanos, cuatro jóvenes que vivían en terrenos nativos y que hicieron una barbaridad, una cosa prohibida por las leyes de los blancos y de los nativos. Una matanza de ciervos en terrenos ancestrales, con dolorosas consecuencias.
Cosas de juventud, qué se va a hacer.
El libro arranca años después de ese hecho, mientras los cuatro amigos pagan las consecuencias. Un primer capítulo, a modo de prólogo, que construye una inolvidable escena de terror y una magistral bienvenida. No os voy a contar nada, por supuesto, pero es una carta de presentación inmejorable.
"El único indio bueno" se estructura en distintas partes, casi como relatos independientes, pero con un hilo en común, una conexión que sólo se forma por completo en su último tramo.
Graham Jones utiliza esa estructura para construir el relato poco a poco, a su ritmo, aportando detalles y nueva información, sin detenerse. Una manera arriesgada de abordar el desarrollo de la novela pero que la hace destacar. Quizás impida que tomes demasiada cercanía con algunos personajes pero, claro, tampoco somos conscientes sobre quién recae el verdadero protagonismo de la novela.
El ritmo de lectura es alto, hay que dejarse llevar porque Graham Jones suele dar algún que otro rodeo, se toma su tiempo, pero es una novela que se devora, con tanto elemento que funciona a la perfección, una tensión creciente y bastantes giros.
"El único indio bueno" es, quizás, el culmen del estilo de su autor. "Mestizos" nos dejó algunas ideas, "La noche de los maniquís" ya demostraba, pese a su corta extensión, que había un cambio de ritmo en su obra pero ésta novela marca un punto altísimo. La forma de narrar, de llevarte por la historia, esa aparente contención para lanzarlo todo por los aires pocas páginas después..., eso es Graham Jones. Puede ser que, para algunas mentes lectoras, Graham Jones tenga un ritmo lento, muy detallado, con frases larguísimas, pero, al final, todo merece la pena. Te envuelve en su narración, te coloca dentro de la cabeza de sus personajes y para eso hace falta tiempo y palabras.
Ni más, ni menos.
El terror que presenta la novela tiene sus raíces en el folklore nativo americano pero se extiende por la psicología humana, los remordimientos, sin perder de vista elementos sociales y con unos impactantes estallidos de sangre. Confieso que hubo una escena que tuve que releer porque no la esperaba, en absoluto.
Hay algo que persigue a los protagonistas, que comienza a atormentarlos; un elemento que tiene su base en aquello que hicieron cuando eran jóvenes. Una figura que sigue su pista aunque hayan abandonado la reserva, los terrenos nativos que los vieron crecer y que pertenecen a sus antepasados. Un terror que crece en los límites de nuestra realidad, en cosas que no deberían estar ahí, de los que se aprecian con el rabillo del ojo. Hasta que consigue una influencia enorme, mientras busca una cosa: venganza.
Está seguro al noventa por ciento de que hay una sombra humana en esa pared, moviéndose como una imagen residual, como si su dueño la hubiera dejado atrás y ella estuviera intentando pasar inadvertida, sin llamar la atención. Una sombra muy delgada y efímera, perceptible durante una mera fracción de segundo. La sombra de una mujer cuya cabeza no se corresponde con la de ninguna persona normal.
Porque es demasiado pesada, alargada.
Graham Jones utiliza varios elementos del terror: las raíces de folklore, las leyendas nativas americanas, esa sensación de amenaza ineludible, de persecución continua, las relaciones con los remordimientos y la culpabilidad. Mucho, muchísimos elementos, con pinceladas de diferentes grosores, pero dentro de las normas y el estilo que el escritor utiliza. Y es que estamos frente a un autor de una enorme personalidad, bastante única, y es capaz de trasladarlo a su obra.
Al igual que en "Mestizos" o "La noche de los maniquís", Stephen Graham Jones parece que te muestra una premisa, más o menos atractiva, pero cada novela sigue su camino y en mi caso, por lo menos, siempre me sorprende. Nunca es lo que me espero, en el buen sentido de la expresión.
La novela muta con el paso de las páginas, entre tus manos, delante de tus ojos. Lo que comienza como una venganza termina por añadir elementos muy interesantes como la violencia masculina y el hecho de que suelan ser las mujeres las que sufren las consecuencias. ¿Son las hembras, de cualquier especie, las que sufren los actos inconscientes, violentos y peligrosos de los machos?
Tampoco se ignoran cuestiones culturales, sociales o medioambientales.
Los nativos americanos y sus creencias han sido apartados y silenciados sistemáticamente y esa impronta permanece en las nuevas generaciones. Hay un episodio en el que uno de los protagonistas debe hacer frente a una visita policial; ahí Graham Jones expone ese terror social, que nunca parece terminar, sobre los que llevan placas.
Y no se puede obviar, si hablamos de folklore nativo americano, de la conciencia sobre el medio natural, la explotación de los recursos y el respeto hacia la naturaleza. Un equilibrio parcialmente roto.
"El único indio bueno" es una novela de esas que se perciben como algo grande. La estás leyendo y sientes que todo funciona, encaja y que hay hilos ocultos que aparecerán a su debido tiempo. Un libro lleno de folklore nativo americano, aportando ideas frescas al terror, de un autor con raíces nativas americanas. Un mensaje puro, directo, que mana de la propia fuente.
Si habéis leído las anteriores novelas del autor en Carfax, "Mestizos" y "La noche de los maniquís", seréis capaces de reconocer ciertos elementos comunes, pero "El único indio bueno" utiliza los mejores recursos de esas novelas en una mezcla perfecta.
Si os gusta Graham Jones, "El único indio bueno" os gustará todavía más.
Os dije que no quería caer en los spoilers y no lo haré pero la última parte de la novela me parece maravillosa. Una especie de slasher en el clutch time del particular partido de baloncesto que propone Graham Jones; la novela está llena de referencias al baloncesto, otro punto a favor.
Y la irrupción de Denorah, el personaje que da auténtico sentido a la novela, mezclando la tradición nativa con los nuevos tiempos.
La edición de La Biblioteca de Carfax sigue con el buen hacer habitual y la traducción de Manuel de los Reyes vuelve a ser colosal, en un trabajo que me imagino que no ha tenido que ser nada fácil.
"El único indio bueno" es una novela excelente y un imprescindible del terror actual. Una lectura de las que van creciendo y que no deja de mejorar al terminarla, en esa oscura soledad de la memoria.
Cuidaos de los ciervos.
Respetadlos.
Po'noka siempre está vigilando....
Folklore / Violencia contra animales / Violencia contra personas / Baloncesto / Nativos americanos / Maldiciones / Venganza
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Siéntete libre de comentar, charlar y replicar sobre el tema que prefieras pero siempre con respeto. ¡Gracias!