Así de claro.
"La noche de los maniquís" condensa las virtudes y obsesiones de un autor fundamental de la literatura de terror contemporánea como es Stephen Graham Jones.
Y utilizando como base uno de esos elementos que causan pánico: un maniquí.
El argumento.
Un grupo de adolescentes de un pueblo de Texas deciden gastarle una broma a una de sus amigas que acaba de empezar a trabajar en los cines del pueblo. La broma no sale bien y se desata una matanza. ¿Quién es el culpable? ¿Hay un maniquí poseído o un asesino suelto? ¿O ambos?
Un aviso, ya casi habitual: acercaos a "La noche de los maniquís" sin miedo (eso vendrá después...) pero conociendo lo justo sobre su argumento.
Ya sabéis: el típico grupo de amigos del instituto, frente a su último verano como adolescentes. Parte de ellos elaboran una broma con un maniquí, viejo amigo de la pandilla, y oh sorpresa, algo sale mal.
"La noche de los maniquis" es una novela o novelette, como mejor os suene, bastante especial. Meterse en su lectura genera una sensación extraña, ya sea por la manera en la que está narrada, por esa temática que se va complicando cada vez más o por las implicaciones de lo que vamos a leer.
Un todo en uno, vamos.
Sawyer es el protagonista y principal voz del relato. Veremos la historia a través de sus ojos, dentro de su cabeza en transición adolescente - adulto (si es que existe tal cosa). Graham Jones consigue narrar la historia con el estilo adecuado, logrando que la voz de Sawyer resuene real, creíble. Diálogos, descripciones, monólogos internos... Todo funciona de manera real y creíble. Esa era la primera necesidad, el primer obstáculo que debía de salvar el bueno de Graham Jones para que la rueda comenzase a rodar.
Y vaya si echa a rodar.
El punto de partida de la historia es esa broma, a medio camino entre un chiste privado y un homenaje a tiempos pasados, que consistía en dejar al bueno de Manny, el maniquí, en una sala de cine.
Y, ¿el resto?
Pues el resto es una serie de consecuencias y giros que me han sorprendido bastante y de los que ni me atrevo a dejar ni una pista. Te atrapa entre sus fríos dedos de maniquí y no te suelta hasta el final.
Como en el resto de novelas que están disponibles en España de Stephen Graham Jones ("Mestizos" y "El único indio bueno", ambas en La Biblioteca de Carfax) hay una interesante actualización de elementos clásicos del terror.
Una reforma casi integral.
Es difícil hablar de algunos de los que encierra "La noche de los maniquis" son caer en el spoiler pero, bordeando el destripe, la novela corta ganadora del premio Stoker en 2020 tiene un punto central relacionado con el paso a la vida adulta. Un coming of age bastante alejado de otro de mis imprescindibles del año, el "De casas de acogida y moscas" de Chad Lutzke, editado por Dilatando Mentes. Siendo sincero, bastante alejado es poco: está en otro país, aunque comparten una finísima línea.
Sawyer y su grupo de amistades están dejando atrás la adolescencia, el instituto y se cierne sobre ellos la temida fase adulta. Sawyer, nuestra voz principal, está sumergiéndose en una angustia juvenil y la presencia de Manny no ayuda
Manny, el maniquí, antiguo compañero de juegos, tiene una mezcla de elemento nostálgico y de terror, ejemplificando a la perfección ese tránsito entre fases vitales y todo el mal rollo que puede dar un maniquí, que no es poco.
Un maniquí es, en esencia, un garabato de un ser humano. Frío, inexpresivo, mirada muerta y algo oculto en su interior. Te siguen con la mirada, parece que se mueven con esas manos detenidas en extraños ángulos y uñas falsas.
Eso es lo que consigue transmitir Graham Jones con Manny, entre otros personajes. La deshumanización, el vacío interior con carcasa humana. Casi una especie de "Frankenstein" inverso y sin doctores por medio.
Graham Jones también da cancha libre a sus obsesiones: el encanto del cine, la cultura popular, la transición adulta, las relaciones paterno filiales... todo en apenas 150 páginas.
En definitiva.
Graham Jones sigue con paso firme su camino como una de las voces imprescindibles de la literatura y el terror actual.
"La noche de los maniquís" exprime todo su talento en versión de novela corta, 150 páginas sin desperdicio llenas de obsesiones personales, generacionales y una secuencia de giros argumentales que llenan de contenido implícito cada línea de texto.
Mención aparte para la nueva línea Deméter de La Biblioteca de Carfax, con un tamaño inferior a la de sus novelas pero con la misma calidad. Cuenta con una nueva traducción impecable a cargo de un traductor de confianza como es Manuel de los Reyes y la espectacular y terrorífica portada de Tomás Hijo.
Stephen Graham Jones volverá el año que viene a Carfax con "My heart is a chainsaw", una novela que ha acumulado todos los premios posibles, pero esta "La noche de los maniquís" es una obra perfecta para comenzar a conocer al autor y para asomarse a algunos vacíos existenciales.
¿Habéis mirado alguna vez a los fríos ojos de un maniquí?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Siéntete libre de comentar, charlar y replicar sobre el tema que prefieras pero siempre con respeto. ¡Gracias!