lunes, 20 de octubre de 2025

Hija de la venganza - Michael McDowell / Blackie Books

Hay cosas que no sabes lo mucho que te hacen falta hasta que las tienes en tus manos. Después de la vorágine del año pasado con Blackwater y su novela por entregas, suplí mi necesidad de más McDowell leyendo Los Elementales. Me sirvió para ver al autor en otro contexto, darme cuenta de lo mucho que me gusta Bitelchús (guion de McDowell) y para certificar que quiero leer todo lo que pueda caer en mis manos de este escritor, tristemente fallecido.
Soy de esas personas que disfrutaron Blackwater desde la primera a la última página, del primer tomo al último (tenéis todas las reseñas aquí), y tenía muchísimas ganas de encontrarme de nuevo con el autor.
Hija de la venganza, Katie en el original, supone la vuelta de Michael McDowell a las librerías por parte de Blackie Books, dentro de su Biblioteca Michael McDowell, con una novela cerrada, unitaria, que recupera las mejores sensaciones de Blackwater, con elementos muy reconocibles, marca de la casa, y otros a los que les sienta como un guante el estar contenidos dentro de una estructura de 400 páginas.
Bienvenido, otra vez, McDowell; te echábamos de menos.


Título: Hija de la venganza 
Autor: Michael McDowell
Editorial: Blackie Books, 2025
Traducción: Carles Andreu
Páginas: 408
Tapa dura con sobrecubierta. 
Gracias a Blackie Books por el ejemplar para su reseña.

Cuando en 1871 la intrépida y arruinada Philomela Drax recibe una carta de su abuelo en la que le confiesa temer por su vida a causa de una familia sin escrúpulos, los Slape, no duda en acudir en su ayuda.

Pero el tiempo apremia porque Katie, líder del clan, una joven despiadada con el don de la clarividencia y una notable habilidad criminal con el martillo, está a punto de lograr su objetivo.

Comienza entonces una persecución desenfrenada, desde las polvorientas calles de un pueblo de Nueva Jersey hasta las relucientes aceras de Saratoga, pasando por los muelles de Nueva York. Philo sabe que es un duelo a muerte. Pero lleva demasiado tiempo huyendo: ha llegado el momento de la venganza.


3 páginas, más o menos. Eso fue lo que tardé en meterme en la historia y volver a caer rendido a los pies de McDowell. 
Justo lo que dura el prólogo de la novela.
Una breve introducción que presenta a Katie, una jovencita pobre que tiene una visión sobre el fallecimiento de su madre, mientras emborracha y maltrata a unos cachorros para evitar que crezcan y así vendérselos a las élites de la ciudad.
Un puñado de páginas en los que McDowell ya muestra gran parte de sus credenciales: ritmo, personajes carismáticos, sucesión de giros, un toque sobrenatural y esos finales que hacen que quieras leer un poquito más.

El resto de la novela se divide en partes, con capítulos cortos y precisos, que van a tomar el nombre del lugar en el que transcurra la acción. Costa este de Estados Unidos, en su mayoría, y un marco temporal: la década de 1870. 
Cambiamos, eso si, de protagonista con respecto al prólogo, y nos centramos en Philomela Philo Drax.
Philo Drax vive en New Egypt, Nueva Jersey, un pueblecito típico, en el que malvive con su madre, costurera. No hay futuro y ni casi presente, con una deuda hipotecaria que ahoga su día a día y una posición social inexistente.
Pero una carta va a cambiar toda su existencia: su abuelo materno, con una herencia importante pero distanciado de ambas por problemas anteriores, teme que la familia Slape terminen con su vida para quedarse con todo. 
Tiene un plan: que Philo vaya, en calidad de criada y ocultando su identidad, para detener el plan de los Slape. 
Con lo que no contaban era con Katie Slape y su extraña clarividencia



Parece mucho, pero os promete que esto es poco más que el inicio de la novela. Hija de la venganza va a ir de la mano de Philo Drax y sus vueltas y revueltas en busca de justicia, felicidad, venganza o todo junto, como queráis. Katie va a estar siempre en la sombra, en el fondo oscuro de la novela, como la némesis de nuestra protagonista. 
El estilo, si habéis leído Blackwater, no os va a sorprender: es el mismo. Hija de la venganza es de 1982 y la sega, de 1983; poco tiempo para cambiar.
Si no habéis leído las (des)venturas de los Caskey, McDowell utiliza un lenguaje directo, una estructura en capítulos cortos que ayuda a un ritmo altísimo, multitud de giros y una construcción de personajes, tanto principales como secundarios, maravillosa. 
Blackwater tenía un montón de páginas a su disposición para cumplir esos objetivos pero en Hija de la venganza consigue algo similar en 400 páginas; cerradas y sellladas.
Por cierto, aclaro: ni es una precuela o secuela de Blackwater, ni tiene nada que ver, ni hacer falta haberse leído lo anterior ni nada. Las vivencias de Philo Drax son una novela cerrada, individual y no depende de trabajos anteriores o posteriores. 



400 páginas, con final cerrado, de esas que cuesta dejar de leer, soltar el ejemplar y que no quieres que se termine.
Eso consigue McDowell y no es nada fácil. No era nada sencillo en 1982 y menos aún en 2025. 
Una novela dramática, con toques sobrenaturales y algún que otro exceso tan oscuro como maravilloso, una ambientación de época ya vista en multitud de series o películas, me viene a la mente La Edad Dorada (The Gilded Age) en HBO, o el reciente impacto de Blackwater. Todo está ahí, en mi cabeza, en la vuestra, pero Hija de la venganza funciona como un reloj de milimétrica precisión.
Familias de ricos terratenientes frente a trabajadores que malviven por pocos dólares, vacaciones en Saratoga o tragarse el orgullo en las tiendas para caballeros de Nueva York, viajes en trenes con distintas categorías y la eterna lucha de clases, incluso dentro de una mismo escalón.
McDowell cimenta todo esto, aparte de en su estilo, en el conflicto entre Philo y Katie, casi entre el bien y el mal, y en las distintas maneras de hacer frente a las adversidades.
En un determinado momento, un personaje le dice a Philo algo así como que su vida es un trayecto en tren y en cada parada hay una desgracia. Ese quizás sea la mejor reseña posible de la novela, pero no está tratada desde el punto de vista de un drama absoluto; McDowell y, por extensión, Philo, enfocan Hija de la venganza desde ahí, desde una venganza a largo plazo, un ajuste de cuentas en la que Philo establece sus propias normas frente a la espiral destructiva de Katie.
McDowell, por cierto, no gasta una página en esa costumbre tan actual de justificar o dulcificar los comportamientos negativos de algunos personajes. Son así de perversos y punto.
Me ha gustado menos, por ponerle alguna pega, cierta sensación de repetición, de acumulación de giros y desgracias excesivas, que puede llegar a cansar. No ha sido mi caso porque justo en el punto en el que me llegaba esa sensación, la novela vira hacia el glorioso final.

Literatura popular y Michael McDowell van de la mano, si tenemos en cuenta la literatura popular como aquella que va dirigida a un público general, llena de giros y ritmo para que sea de lectura ágil. No hablo de "calidad" ni miradas por encima del hombro similares. Quizás ahora se asocie ese popular a que la novela venga firmada por una celebridad, una persona que sale en televisión o algo así, de esos que ganan sesudos premios de inexistente prestigio, pero ese término debe devolverse al pueblo, a los formatos directos, a los temas de interés tratados de forma accesible; a un terreno que puede haber sido devorado por las series de televisión y plataformas de streaming
Hija de la venganza ocupa ese hueco, ese amplio espacio de novela para recomendar a todo el mundo y que sabes que va a funcionar, que va a ser una lectura rica en matices que puede disfrutar cualquier persona.
Y eso, como decía, no es fácil, y casi parece que se ha dejado un poco de lado. 
La recomiendo, incluso, antes que Blackwater: es más ágil, directa aún con su complejidad de tramas, situaciones y personajes, tiene ese toque sobrenatural, sus momentos oscuros, su drama y su romance y, sobre todo, tiene uno de los finales más satisfactorios que recuerdo.
No os digo si para bien o para mal.

Una historia riquísima en detalles, en personajes, en giros y llena de ideas potentes como la venganza, la moralidad, en qué consiste ser buena persona o el poder del dinero.
Todo, además, con la excelente edición de Blackie Books, con muy buena traducción de Carles Andreu, la impresionante cubierta de Pedro Oyarbide y la tapa dura al estilo de la editorial. 

Leed a McDowell.
Devolved a la literatura popular a su lugar.
Disfrutad.

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