viernes, 29 de abril de 2016

La pila de lectura: Hijos del dios binario


Hijos del dios binario (Suma de letras, 2016) de David B. Gil es un potente thriller tecnológico (por ponerle una etiqueta) que funciona en todas y cada una de sus páginas hasta convertirse en una novela altamente recomendable... Siempre y cuando no te produzca vértigo pensar en el futuro cercano, en poderosas corporaciones y en jugar con la esencia humana.
Casi nada.

Alicia Lagos, periodista cultural española, recibe un misterioso mensaje de William, antiguo compañero inglés. En él se encuentran datos acerca de una poderosa multinacional, Fenris y sus negocios por todo el mundo, junto con un misterioso proyecto oculto: Zeitgeist.
Daniel Adelbert es un prospector, se encarga de recuperar reliquias originales pertenecientes a eminentes figuras del pasado para su poderoso jefe. Daniel se embarca en una búsqueda de carácter personal acerca de su misterioso pasado, promovida por su nuevo jefe, un magnate japonés.
En Irlanda se encuentra St. Martha, una residencia para jóvenes huérfanos donde Nicholas intenta desentrañar la verdad sobre tan misterioso lugar y su presencia allí.

La sinopsis puede recordarnos a la mayoría de thrillers del género: una suma de personajes con tramas aparentemente diferenciadas, que terminan confluyendo en una misma historia. La novela no nos defrauda en ese aspecto junto con el (casi inevitable) deambular por el mundo en busca de pruebas: de Madrid a Tokio, pasando por Tel Aviv, Irlanda... todo un world tour. La diferencia de ambientes se une al progreso de la historia, dejando la sensación de que la novela no se detiene nunca, siempre avanzando, con nuevos descubrimientos acerca de los personajes o el misterioso proyecto Zeitgeist, que hace que las 500 y pico páginas se pasen en un entretenido suspiro. Quizás se puedan diferenciar dos partes: una inicial, más cercana al thriller tradicional, donde la investigación periodística de Alicia y la trama de espionaje de Daniel transcurren por separado y la parte final, en la que los aspectos tecnológicos salen a la superficie y vemos que el futuro relatado quizás no sea tan cercano como pueda parecer.
La ambientación tiene un ligero tinte futurista, apreciable en un principio en elementos cotidianos como la ausencia de papel impreso (¡horror!), mejoras en domótica, coches con pilotos automáticos, etc. En la parte media y final, un giro de la historia nos lleva a conocer a uno de los elementos claves de la ambientación de la novela: los ciberbrujos, los acólitos del Dios Binario. Se trata de personas especiales, capaces de conectarse físicamente a la Red y desentrañar código. Mitad ciencia, mitad creencia, navegando en el ambiguo mundo entre ambas, resultan tan impactantes que solo puedo esperar que no caigan en el olvido y vuelvan en futuras entregas.

El estilo de la novela va de la mano con el género que trata y con los amplios referentes de la obra. Hablar de referentes resulta tan necesario como evidente: Blade Runner, Matrix, Neuromante, Ghost in the Shell... y si me apuras, hasta Brazil y un ligero toque de Hijos de los hombres. Todo ello revuelto, pero no agitado, sin perder ni una pizca de carácter propio. Además de los aspectos de referencia más evidentes, el autor se permite (creo) varios guiños en forma de nombres de personajes como Clarice o Beatrix Giger y algunas referencias que seguramente, se me escaparán.
Volviendo al estilo, con referentes tan fílmicos, David B. Gil utiliza una narrativa cinematográfica, detallista en la descripción (impecable en el caso de ciudades, por ejemplo) y con escenas de acción (por lo de parecerse a películas) muy bien resultas. Los personajes creados resaltan sobre el resto de la novela, tanto si son principales como secundarios: creíbles, versátiles y en algunos casos, terriblemente peligrosos. No es una novela que aburra o se vuelva tediosa, pero la aparición de los brujos en su mitad termina por dinamitar la obra y darle ese plus de originalidad que, quizás hasta ese momento, no terminaba de tener y que podría haber terminado por lastrar el trabajo.
Añadir que, como apunte personal y defecto por mi formación, toda la parte científica de la novela está excepcionalmente clara y bien resuelta, sin decir nada más para evitar los spoilers, claro.

Como en la mayoría de casos en los que disfrutas tanto con una lectura, el final te pilla por sorpresa y te quedas con ganas de más, teniendo en cuenta que la historia queda cerrada casi en su totalidad. Espero que no sea la última incursión de David B. Gil en este mundo que él mismo ha creado.
Muy recomendable y manteneos alejados de los spoilers, debe disfrutarse desde el principio conociendo lo justo.

El próximo en la pila es Steelheart, parte de nuestra recurrente dosis Sandersoniana, que no deja de crecer. ¡Hasta que nos leamos de nuevo!




jueves, 14 de abril de 2016

La pila de lectura: Neimhaim




Neimhaim (Fantascy, 2015) de Aranzazu Serrano Lorenzo, es una de esas novelas que aparecen con poco ruido, van llenándose de reseñas positivas y que, a poco que te guste el género, te convence. Algo así como un mecanismo perfecto, donde cada personaje, cada trama, funcionan a la perfección. Sin que nada chirríe, perfectamente engrasado.

La historia nos lleva a un mundo épico, vikingo, donde dos clanes viven separados: los kranyal y los djendel. Los primeros son belicosos, fuertes, consagrados al dios de la guerra; los segundos tienen un comportamiento mas cercano a la magia, capaces de sanar y muy alejados de la violencia por un fuerte código de conducta. Separados desde tiempos ancestrales, una incursión salvaje de saqueadores extranjeros y una profecía terminará por unirlos, bajo la leyenda de que los Reyes Blancos surgirán y unificarán ambos clanes. La profecía se hará realidad con Ailsa y Saghan, destinados a vivir y reinar juntos, aunando las características de ambos clanes. 
La intromisión de Nordkinn ( y Eitranan, su molón lobo blanco totémico gigante) un Dios caído en desgracia por el propio Odín, complicará la idílica situación.

La historia, a grandes rasgos, es esta pero las más de 800 páginas del libro no se quedan en lo anterior. Ante todo, Neimhaim es una obra vibrante, donde la acción nunca se para, con cambios contante de tramas, escenarios y personajes. Esa es una de sus ventajas frente a la enorme cantidad de ofertas similares que hay en las librerías: el ritmo constante, pensado al milímetro, con maestría. 
La ambientación vikinga (tan de moda últimamente), con su aguamiel, sus pieles y sus dioses, resulta un trasfondo tremendamente atractivo. También hay romance, obviamente, pero bien encajado y sin caer en tópicos: la relación de Ailsa, Saghan y Sigfred no transcurre por los cauces habituales y se agradece.

La galería de personajes que completan una obra tan vasta y piedra inicial de una futura saga resulta excelente. Vije, Hoffdakulur y sus hermanas, Illzar, los alegres compañeros..., un plantel de personajes que llenan las páginas del libro e incluso, en algunos casos, van ganando en importancia de cara a futuras entregas porque Neimhaim es el primer libro de la saga, aunque pueda leerse como un volumen autoconclusivo (quedaréis con ganas de más, creedme).



La planificación del libro también está a la altura, una misión que no resulta sencilla. Muchos personajes, antecedentes históricos, leyendas..., todo debe presentarse de manera rápida y fluída para no resultar pesado o complejo.
La narración es brillante, con una acción espectacular, sobre todo en su parte final. Se nota que la idea maduró durante años en la imaginación de la autora y eso nos presenta un mundo creíble con personajes excelentes. 

Neimhaim es, en definitiva, un gran libro de fantasía épica vikinga, con el que, a poco que te guste esa ambientación, lo vas a pasar en grande. Personalmente dejé reposar la lectura del libro, estirándolo lo más posible, sin atracones, cosa difícil porque mi intención hubiera sido el de devorarlo hasta comerme las hojas. Las 860 páginas, sin pasar una. Hasta las tapas. 
La edición de Fantascy mantiene sus características habituales ( tapa blanda, flexible) con algún adorno en su interior como ilustraciones al comienzo de cada segmento importante del libro.
Además en la propia web de la obra se encuentran Las visiones de Rutnir, segmentos que quedaron fuera del libro, recuperados en formato digital. Un buen ejemplo de mantener la espera al segundo volumen y así evitar que se pierda interés en la obra. En la web también se puede encontrar todo tipo de material reltivo a los personajes y al mundo de Neimhaim. Parece una tontería pero ojalá fueran más comunes ejemplos así.  

Un acierto seguro, no se puede hacer otra cosa que recomendar y esperar las siguientes entregas. ¡ A la librería más cercana, por Tyr! 


El próximo en la pila es Hijos del dios binario de David B. Gil en Suma de Letras. ¡Nos leemos en unos días!