martes, 26 de julio de 2016

Material sensible - Neil Gaiman / Editorial: Salamandra






La creatividad de Neil Gaiman es un pozo sin fondo, un animal voraz. Se mueve como un todoterreno ante cualquier situación, ya sean cómics, guiones de televisión, novela, cuentos infantiles e incluso poesía. Cuando te salen las ideas a presión de tu cabeza, muchas mueren sin llegar a desarrollarse, quedando sin evolucionar como un pokemon de poco nivel (toma referencia de moda), así que el uso del cuento como forma de almacenar y dar vida a esas ideas resulta clave. No todas las tramas dan para una novela de 400 páginas y una adaptación audiovisual, pero si para una satisfactoria narración de 30 páginas y conseguir que salga de tu cabeza para dejar hueco a las nuevas.

El problema viene cuando las editoriales no están conformes con publicar recopilaciones de cuentos, dicho por el propio Gaiman en el brillante prólogo de Material sensible. Quedan relegadas a caprichos excéntricos de autores más o menos consagrados o a editoriales pequeñas que luchan contra viento y marea para traernos material nuevo (si, hablo de Fata Libelli, como no). Material sensible se engloba dentro de la primera categoría. Gaiman es un escritor con una legión fiel de seguidores, varias adaptaciones a sus espaldas (atención a la llegada a la Tv de American gods dentro de unos meses; tráiler de la Comic con de éste año aquí); un renombre a prueba de balas, vamos. Ésta no es su única recopilación de relatos: Humo y espejos nos llegó en 1999, a través de Norma y Objetos frágiles diez años después, con Roca, al igual que El cementerio sin lápidas (2012). También hay que tener en cuenta que la habilidad de Gaiman como narrador de relatos se puso a prueba con la serie de comic The Sandman (Vertigo, editada en España por ECC) y sus numerosas incursiones en el terreno de la literatura infantil, además de sus escarceos con otras formas de comunicación como guiones de televisión (para Doctor Who, por ejemplo) o sus lecturas y actuaciones teatrales. Un hombre del Renacimiento.

Pero a lo que íbamos: Material sensible es su última recopilación de relatos en castellano que reúne 24 cuentos y poemas, 25 si tenemos en cuenta la Introducción que, en éste caso se puede considerar un relato más por su contenido. Como en todos los libros de esta índole, de tantos relatos y que llega a las casi 400 páginas, tenemos un poco de todo, en temática, desarrollo y calidad, pero en conjunto el nivel es bastante alto.

A Gaiman siempre me lo imagino así. Manías.

La Introducción sirve para plantar las bases de la colección, el porqué de la reunión de tanto material diferente. Gaiman habla de los monstruos que viven en nuestras cabezas, en las máscaras que nos ponemos frente a la sociedad y que generan horrores. Quizá la explicación más sencilla es que se ha reunido la mayoría de relatos de ficción que quedaban sin agrupar; el resto es poesía y adorno. También se disculpa debido a la heterogeneidad de la colección. En ése punto estoy en desacuerdo: precisamente acudo a los libros de relatos cuando quiero probar diferentes historias, géneros… siempre y cuando mantengan el nivel que Gaiman consigue en éste libro. Además de meternos en la piel del autor, la Introducción incluye unos breves comentarios sobre cada uno de los relatos, hablando sobre sus influencias, las causas que motivaron su escritura o anécdotas sobre ellos. No tienen modo de uso, pero en mi caso leía el relato correspondiente y luego volvía atrás, a buscar lo que Gaiman quería añadir sobre él, lo que enriquece un montón la experiencia. Un gran inicio que sirve de cimiento a toda la obra.

En los 24 relatos siguientes, Neil Gaiman se atreve con todo, recurriendo a sus mundos y pesadillas favoritas. Cuentos fantásticos algo retorcidos, narraciones de encargo, una vuelta al mundo de American gods, poemas… todo entra dentro del saco y aunque parezca imposible, el mix funciona. Gaiman tiene un toque especial, casi mágico, para conferir vida a sus escritos en mundos fantásticos íntimamente unidos a nuestra realidad. Material sensible resulta un regalo para aquellos que somos fans del autor pero también cumple como carta de presentación para aquellos que nunca hayan leído nada del escritor inglés.

Detalle de la portada anglosajona.

En el conjunto hay relatos que funcionan mejor que otros. El arranque con Un laberinto lunar y Lo que pasa con Cassandra es inmejorable; un relato de fantasía y terror y otro de un imposible suspense psicológico con una elegante finta final. Ambos relatos suponen un buen ejemplo de lo que consigue Gaiman con sus escritos, esa habilidad para transportarte a lugares prohibidos, oscuros o luminosos, pero con alguna raíz enterrada en la realidad. En el resto de la colección destacan “La verdad es una cueva en las montañas negras…” de fantasía a muy alto nivel; Naranja o como completar un relato a base de respuestas de cuestionario; Un calendario de cuentos donde Gaiman desarrolla mínimamente doce ideas geniales; El caso de la muerte y la miel con una visita al universo de Sherlock Holmes en relación con la excelente película Mr. Holmes (Bill Condon, 2015); Clic-Clac, el sonajero con Gaiman disfrazado del Stephen King de El umbral de la noche; Las nada en punto, con el Undécimo Doctor en un excelente capítulo de la serie o Black dog con el interés de volver a ver a Sombra después de American Gods. Tampoco se quedan atrás El hombre que olvidó a Ray Bradbury, Un conjuro contra la curiosidad, Terminaciones femeninas o En Relig Odhràin. Resulta difícil dejar alguno atrás (como el estupendo díptico de variaciones de cuentos populares que forman Ceñirse a las formalidades y La joven durmiente y el huso) cuando el nivel general está tan alto. Incluso se agradecen las incursiones poéticas que se pueden utilizar como descansos entre tanto relato estupendo (si, la poesía no es lo mío…).

Material sensible es un buen ejemplo de lo que es Neil Gaiman como creador y eso no es poca cosa. La colección de relatos que edita Salamandra en castellano, en una edición con una portada llamativa, grafismos en los títulos de cada relato y un buen trabajo de traducción (incluso en relatos con universos propios como el de Doctor Who), resulta esencial para los seguidores de Gaiman y un excelente regalo para aquellos a los que queramos convertir. 25 relatos con mucha calidad y poco relleno, que te hacen deambular entre la luz y las sombras, en el trabajo de un autor que genera ideas con una facilidad y una abundancia pasmosa. Lo hace tan sencillo que parece tan simple y natural como respirar, casi un juego.Un capricho de genio.  

martes, 12 de julio de 2016

Homo homini lupus: cuentos oscuros de lo humano – Robert Shearman / Editorial: Fata Libelli


Portada, tan inquietante como el contenido.



Hay lugares que dan miedo, incluso sin haber puesto un pie en ellos: cementerios, casas abandonadas, hospitales, bosques nocturnos… Es un terror grabado a fuego en nuestra mente, producen escalofríos solo con pensar en ellos. Hay otros que no nos inquietan tanto, nos resultan familiares e incluso cómodos y no pensamos que el terror pueda acecharnos en ellos.

Por suerte (o desgracia), Robert Shearman viene para rompernos los planes y traernos el horror a la puerta de nuestra casa. Y sin avisar.

La colección publicada por Fata Libelli (enorme trabajo de la editorial digital por buscar material para sorprender) incluye ocho relatos de los cuales puedo decir que me han convencido todos, menos uno. No solo convencer o gustarme, sino que se han quedado a vivir en un rincón escondido del cerebro, ahí donde se almacenan las ideas que producen las pesadillas.

La nota de los editores con la que se abre el libro (aparte de la recomendable lista de temas para escuchar mientras lees) explica con detalle la importancia de lo grotesco en la narrativa de Shearman, de la desviación de lo normal (si acaso existe eso de “lo normal”) junto con una fina ironía en todos sus planteamientos. Una mezcla de terror y humor que funciona a la perfección, unido a su particular estilo a la hora de escribir. Shearman tiene experiencia en el mundo del teatro y de la televisión (el episodio Dalek de la primera temporada moderna de Doctor Who es suyo) y se nota a la hora de leer sus trabajos. Frases cortas, concisas o discursos que se cortan como si estuviésemos en leyendo el pensamiento de los protagonistas. El estilo provoca un mayor desconcierto al no comprender las situaciones planteadas al mismo tiempo que el protagonista, compartiendo su incredulidad, identificándonos con ellos aún en los momentos más difíciles o incomprensibles. Una cercanía que ayuda a romper la barrera de lo grotesco, la fisura que podría suponer el no entrar en el juego propuesto por el autor y que el desconcierto nos alejase de la lectura. Por suerte (u oficio) esa ruptura no sucede y la lectura avanza rápida y fluida, cayendo en la espiral de locura que se abre con cada relato.

Shearman, un Dalek y un montón de libros. Best picture ever.


La colección presentada por Fata Libelli comprende ocho relatos: Alicia a través del espejo, Hagas lo que hagas, Rotulador azul rotulador amarillo, Peso pluma, Un maldito milagro tras otro, El bigote de George Clooney, El espacio oscuro de la casa dentro de la casa del jardín en el centro del mundo y Ola de frío.

Entre tanta historia nos encontramos todo tipo de situaciones con ciertos denominadores en común: una situación relativamente normal que se ve sacudida por algún elemento extraño que altera los cimientos mismos de esa cotidianeidad. Como el propio subtítulo de la colección indica, la parte oscura de los procesos humanos tienen una gran importancia en cada uno de los relatos. Además de la aparición de lo extraño, lo imposible o lo grotesco, los comportamientos humanos tienen gran importancia, en concreto los referidos a la familia o la vida en pareja. Shearman deshace hasta las últimas consecuencias las relaciones, pasando de la luz al pozo más oscuro, a la misma vez que lo extraño hace aparición. Quizás las relaciones de pareja o las paterno-filiales sean las que más aparecen en sus relatos, casi de manera irremediable todas las historias terminan derivando hacia esas dos clases de relaciones y los sentimientos que acarrean (posesión, envidia, preocupación, obsesión…).

No me gusta desentrañar demasiado acerca de los entresijos de cada libro, prefiero que cada uno se vaya sorprendiendo con la lectura. En esta ocasión y al ser un conjunto de relatos, merece la pena pararse a detallar de qué va cada historia.

Alicia a través del espejo abre la recopilación y quizás sea el que menos me ha convencido aun teniendo buenos momentos. Es la historia de una pareja perfecta cuya convivencia con sus vecinos comienza a ser insoportable. Envidias, el anhelo de lo prohibido, la curiosidad por la vida de los demás, los estilos modernos de vida… todo queda englobado en esta historia, pero no termina de gustarme del todo, quizás debido a su excesiva frialdad, en parte generada por los protagonistas.

Hagas lo que hagas es una de las piezas centrales de la recopilación y es que un relato cuyos protagonistas son un hombre y un perro que deben compartir celda en el infierno debe llamar la atención. Además de su idea principal, la historia tiene una dosis muy compensada de humor y una parte final que os va a sembrar una idea muy peligrosa en el cerebro. Imperdible.

Rotulador azul, rotulador amarillo planta las bases de lo que es el estilo de Shearman. Un viaje a casa de un padre, ansioso por ver a su familia, comienza a oscurecerse, un tránsito entre lo familiar, cercano y real con la parte más oscura, hasta dejarte con la boca abierta.

Peso pluma es mi favorito. Juega en la misma liga que el relato anterior, comienza con una escena más o menos normal, en éste caso una pareja que sufre un accidente de coche y termina de la manera más oscura y loca que se pueda imaginar. Un espectáculo terrorífico propio de “Historias de la cripta”.

Un maldito milagro tras otro y El bigote de George Clooney son dos de los relatos más oscuros y grotescos del libro. La improbable historia de una niña embarazada y un relato sobre una obsesión (con algo de síndrome de Estocolmo) tocan las peores partes de la mente humana. Me dejaron hecho polvo, a decir verdad.

El espacio oscuro… parte de una idea original, un Dios hablando con una suerte de Eva y Adán, con una narración muy particular para ahondar en la condición humana relativa a la vida en pareja. Junto con la primera, la que menos me ha gustado.

Ola de frío es el broche de oro de la colección de terrores. La Navidad era lo único que le faltaba a Shearman por arruinarnos y lo consigue con éste relato. Otra vez volvemos a leer sobre las dificultades de la vida familiar, el cuidado de los hijos y un Papa Noel que se aparece en Nochebuena con un contrato que firmar a cambio de una bicicleta.




Homo homini lupus es una colección de terrores, de fobias y temores actuales que no se queda en la mera aparición de un monstruo o una situación terrorífica, va un paso más allá e introduce el terror en nuestros comportamientos cotidianos, donde se vuelve especialmente efectivo. El estilo de Shearman es un arma afilada que nos corta y despedaza, dejándonos indefensos ante lo grotesco envuelto de pura normalidad. Atreveos a quitar el envoltorio, a pegarle un vistazo al hombre que es el lobo que acecha al hombre. Fata Libelli hace un trabajo excepcional trayéndonos lecturas como ésta, perfectamente traducidas y a un precio más que ajustado. No será la última vez que lea algo suyo, seguro.
Aquí tenéis el enlace por si os apetece para haceros con el libro. Obligatorio. 




martes, 5 de julio de 2016

El fugitivo - Richard Bachman (Stephen King)


Portada de la edición actual



El fugitivo es una de las novelas que King escribió bajo el pseudónimo de Richard Bachman en plena efervescencia creativa a finales de los setenta y principios de los ochenta. Como indica el propio King en un breve escrito al principio de la edición, este libro se gestó en una semana, casi en un arrebato de furia. Y ése es, sin duda, su rasgo característico.

El fugitivo nos lleva al año 2025, un futuro cercano (ahora, en 1982 cuando fue publicada quedaba más lejano) donde las clases sociales están separadas por una enorme barrera, la contaminación de las grandes ciudades es altísima y la librevisión es el elemento de control de masas favorito de las corporaciones. Gente desesperada y una sociedad desensibilizada, controlada por el sexo y los crueles concursos televisivos.

Ben Richards, nuestro protagonista, decide inscribirse en uno de esos concursos para ganar algunos nuevos dólares que le permitan comprar medicinas para su pequeña y enferma hija. Richards es un héroe 100% King: asocial, inteligente de una manera instintiva y contrario a cualquier dogma social. Después de un proceso de selección, resulta elegido para El fugitivo, programa estrella del prime time; una caza humana donde recibirá 100 dólares por cada hora que consiga escapar de los cazadores que le perseguirán por toda Norteamérica, sin descanso y bajo la atenta mirada de una sociedad que le odia y teme.

King / Bachman; Bachman / King.



Los libros de Bachman son pura rabia literaria, normal que King lo publicase con pseudónimo. Son novelas (Rabia, La larga marcha, Carretera maldita y El fugitivo, luego se le añadieron Maleficio, Posesión y Blaze) crudas, críticas y escritas en un tono entre la violencia y la desesperación ante ciertas situaciones sociales. Richards es un hombre de ideas fijas, ideales y frases cortantes y contundentes, un antihéroe en toda regla. Funciona en base al que tiene poco que perder y algo que ganar, aunque tenga al mundo entero detrás suyo. La cruda combinación entre Bachman y el carácter de Richards transforman la novela en una pulsión, una lectura adictiva, estructurada en cortos capítulos que conforman una cuenta atrás. La novela es corta pero intensa, con un inicio espectacular. La llegada de Richards a la central de concursos y su ingreso en el sistema transmite toda la rabia, presión y desconcierto además de sumirnos en un mundo que nos recuerda a nuestra sociedad actual, aunque no lo queramos reconocer. El resto de la novela funciona y cumple, ayudada por su corta duración, pero no llega a mantener la intensidad del inicio, salvo la tensión de la fuga. El personaje de Richards, centro de la narración, también agradece que la novela sea corta, ya que hay ocasiones que adolece de ser demasiado plano, cuadriculado.

El fugitivo recibió una adaptación al cine en 1987 protagonizada por Arnold Schwarzenegger y titulada Perseguido en nuestro país. Pura carne de vhs, de tarde en un videoclub. La película rescata de la novela poco más que la idea y el título pero resulta inevitable leerla y no pensar en cine. En John Carpenter, por ejemplo. Y es que además de Christine, los dos genios del terror (en ámbitos diferentes de la cultura) deberían haber coincidido más veces. El potencial de El Fugitivo, como novela o como adaptación, es esa visión cercana y horrible del futuro, que entra en conexión con, por ejemplo, la visión de Carpenter con Snake Plissken en Nueva York y Los Ángeles.

 





Una sociedad dividida entre ricos y pobres, con sus nuevos dólares y sus viejos billetes casi sin valor, controladas por corporaciones que manejan todos los entresijos y un violento control policial. Sobre todas esas circunstancias se encuentra la librevisión, piedra angular del control de la sociedad, emitiendo noticias manipuladas y concursos a todas horas, donde los pobres se humillar por un puñado de dólares hasta su propia muerte ya sea caminando en cintas a pesar de tener problemas cardiacos o nadando entre cocodrilos. Pan y circo. Asombra lo actual que puede llegar a ser una novela que pasa de los treinta años, con el salto tecnológico que ha vivido nuestra sociedad y que se disfraza con la forma de novela pulp de serie b. Además de algún spoiler de su final que voy a omitir y que nos lleva a pensar irremediablemente sobre un dramático hecho histórico no tan lejano, King/Bachman retrata con realismo una sociedad a un paso de la nuestra, un reflejo en un espejo sucio. La gente vale poco menos que nada, hay sobrepoblación, suciedad, contaminación provocada y ocultada por las grandes empresas que sólo se preocupan por los suyos, dejando al resto a merced de mutaciones, cánceres y demás enfermedades. Un mundo donde los ideales se marchitan, pisoteados. Richards representa al hombre puro, con cuatro ideas bien asentadas en su cabeza y una testarudez capaz de hacer temblar la estructura predominante. Un troglodita con principios, la enésima representación del antihéroe norteamericano, el resultado de destruir el american way of life y ver qué sucede con sus cenizas.

Como curiosidad cabe decir que los poderes de King van más allá de una mera visión cercana a un futuro posible y da detalles concretos como la batalla ocurrida en Seattle. En el libro se hace referencia a una protesta ciudadana que terminó en una masacre por la intervención policial. En nuestra realidad, en 1999, se convocó una protesta masiva contra la Organización Mundial de Comercio (OMC, nombre muy de corporación malvada) que terminó con toque de queda y actuación policial con gases lacrimógenos. Casi calcada a la ficción que King (o quizás serían los extraños y oscuros poderes de Bachman…) relata en la novela, aunque fuese de pasada.

En definitiva, El Fugitivo es una novela que nos presenta un futuro gris y para ello utiliza una narración rápida, cargada de mala leche, con el estilo genuino de Bachman, el reverso (aún más) tenebroso y visceral de King. Una novela que no debe contemplarse como una obra central en la enorme bibliografía del autor sino como algo menor, una especie de serie b, tanto en forma como en fondo. Pero la cuestión es que funciona, gracias a una idea y un arranque muy bueno y una parte final cargada de toda la rabia que debería generarnos el pensar en las ideas que plantea. Un Stephen King de 2ª categoría pero un Bachman de 1ª división.

Gracias por la copia del ejemplar a Penguin Random House y a su proyecto Edición Anticipada.