"La casa", tercera entrega tras "La riada" y "El dique ", supone un capítulo importante dentro de la novela por entregas ideada por Michael McDowell. Importante por lo que sucede y por las connotaciones futuras de esos hechos, además de abrir leves rendijas en las puertas a lo inexplicable.
No os preocupéis, esto es terreno seguro y no hay destripes de "La casa", aunque puede ser que os encontréis alguna información sobre los títulos anteriores.
Así que, dentro cabecera.
Título: "Blackwater 3 - La casa".
Autor: Michael McDowell
Editorial: Blackie Books, 2024
Traducción: Carles Andreu
Portada: Pedro Oyarbide
Páginas: 250
Tapa blanda.
Gracias a la editorial por el ejemplar para reseña. Más información en el siguiente enlace.
Decía, en mi reseña sobre "El dique", que ese segundo capítulo casi se percibía como un bloque de expansión de personajes y situaciones hacia lo que estaba por venir. Hasta que llegabas a su final y te explotaba en la cara, claro. Si lo habéis leído, seguro que no os lo podéis quitar de la cabeza.
"La casa", tercera entrega de seis, vuelve a ceder su protagonismo a los personajes principales (a Elinor, a Mary-Love, a las nuevas generaciones...), sin dejar de lado a algunas de las nuevas incorporaciones.
Un equilibrio perfecto entre la intención de añadir nuevos elementos que amplían el mundo de Perdido y avanzar en las tramas principales.
La narración sigue con su ritmo aparentemente lento pero constante, un rodillo que machaca con calma pero sin pausa hechos, tramas e ideas. Hay cosas que no voy a poder ver hasta que no termine la serie, claro, pero lo que está claro es que "La casa" contiene uno de los giros clave de la historia. Un momento impactante, no con ese shock brusco con el que McDowell nos sorprendió en los dos primeros libros, pero igual de efectivo. Un punto clave en la historia, narrado con la importancia que se espera.
Y de ahí, las repercusiones futuras de las cuales ya vislumbramos un esbozo al final de "La casa" y que seguiremos explorando en el resto de entregas.
"La Casa", como ya se dejaba ver al final de "El dique" o como indica su magnífica portada, coquetea con elementos inexplicables. Luces, puertas, presencias..., ese tipo de cosas. Muy en la línea del gótico sureño que McDowell utiliza y sin grandes excesos. Un leve brillo pero suficiente para inquietar y añadir más leña al fuego.
Y todo, como buena novela gótica, entre las cuatro paredes de una casa. La casa como refugio corrompido, símil de las inquinas familiares de los Caskey, un recipiente lleno de afrentas, errores y horrores.
No es un terror salvaje ni demasiado marcado pero insidioso, constante, como el chirrido de una puerta en la madrugada. Justo lo que necesita Blackwater.
Hay temas transversales que recorren Blackwater de arriba a abajo. Si en otras ocasiones hablé de su costumbrismo o del retrato de la vida sureña norteamericana a principios del siglo XX, en "La casa" hay varias ideas que nos llevan al carácter matriarcal de la novela.
Mary-Love es la matriarca Caskey, la que hace y deshace a su antojo. O en pasado, mejor dicho, porque desde la llegada de Elinor todo ha cambiado. El resto de mujeres de las familias madereras se retratan de una manera similar: bajo el aparente yugo de sus maridos pero controlando la situación desde dentro.
Elinor y Mary-Love tienen una guerra abierta, un enfrentamiento que hace que el resto de la familia (y, por extensión, el resto de Perdido) tenga que tomar parte. Y esa lucha pasa a siguientes generaciones, desde Oscar y Sister a Miriam y Frances. Esa idea de matriarcado hereditario también aparece en la novela, con ese factor que es el paso del tiempo dentro de la obra.
Hay una amplia galería de mujeres retratadas, no sólo mujeres poderosas en la sombra, con una sensibilidad y un acierto ejemplar. Queenie, la mujer maltratada a la que casi nadie puede ayudar por estar en una sociedad machista, Ivey, la mujer negra llena de la sabiduría de sus antepasados, Sister, que debe salir del férreo control de su madre para construir su propia vida o Elinor, capaz de cualquier cosa para cumplir sus extrañas intenciones.
Y Miriam y Frances, por supuesto, nuevas generaciones atrapadas por un conflicto familiar que no entienden y que las coloca en el centro del huracán.
En resumen, "La casa" parece ser un punto clave dentro de la historia de Blackwater. McDowell continúa con su construcción pausada pero implacable de unas relaciones familiares y de un ambiente que sólo necesita una leve chispa para saltar por los aires. Esta tercera entrega contiene un momento tan inesperado (al menos, para mí, justo en ese instante...) que va a pasar al imaginario propio de la serie.
Y abre una puerta a lo inexplicable, a lo sobrenatural, con un aire gótico de historia de fantasmas, tan sutil como espeluznante.
Si habéis llegado hasta aquí y los títulos anteriores no os han convencido, dudo que este lo haga pero, si como un servidor estáis dentrísimo de la historia, váis a disfrutar un montón de "La casa".
"La guerra" nos espera, nos vemos en un par de semanas.
¡Teorías y movidas!
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¡La sección favorita de los Perdilibers!
Hay mucho y muy bueno que comentar sobre "La casa" y, ya sabéis, a partir de aquí, cosas loquísimas y destripes varios.
Si no habéis leído "La casa"... ¡huid!
- Lo de Carl Strickland. Ay, Carl, Carl, Caaaarl (insertad aquí el meme de Rick de "The Walking Dead"). Un tipo odioso hasta el vómito que reúne todo lo peor del mundo. Un buen tiroteo, cobarde, pero no contaba con Elinor, The frog lady, capaz de dejarlo como un paquete de tabaco arrugado. Adiós, Carl, esperamos no volver a verte más.
- Al que casi, caaasi, hemos vuelto a ver es a John Robert DeBordenave, nuestro Juan Roberto, nuestro Ralphie Wiggum particular. Ojalá le abran la puerta... o no, que tampoco tengo claras sus intenciones.
- Frances y Miriam, la cara y la cruz. La extraña enfermedad de Frances, que la deja 3 años hecha polvo, sirve para estrechar aún más los lazos entre Elinor y su hija, su auténtica heredera, tanto de poder familiar como de cosas pantanosas. Miriam, por su parte, no lo pasa demasiado bien pero termina ejerciendo de nieta ejemplar, heredando todo el Mary-Lovismo máximo. ¿Veremos un Blackwater: The next generation con un enfrentamiento entre hermanas? Quizás...
- Bien: LO DE MARY-LOVE. ¿Esperado? Claro, clarísimo. La guerra fría entre Elinor y su suegra termina, como buena guerra fría, con un veneno, un me he puesto mala de repente, un montón de yo no he sido, si no la he tocado, un buen sufrimiento con la nuera del año ayudando y leyendo revistas y un timing perfecto en eso de dar el último respiro.
Ahora bien: ¿lo esperaba en ese momento?
¡No, para nada!
El Tang especial de Elinor llega en un momento de arrebato y furia, después del enésimo desprecio de Mary-Love a toda esa rama de los Caskey.
¿Habrá cometido la fría (¿de sangre...?) y calculadora Elinor un error, llevada por la rabia, que va a pagar?
Quizás, quizás...
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