domingo, 7 de julio de 2013

Star Trek: En la oscuridad

En el mercado actual, las secuelas de una película de éxito son necesarias, pensadas y calculadas casi al mismo tiempo que el film inicial. En el caso de la saga Star Trek, las secuelas son casi una plaga, innumerables a lo largo de las diferentes versiones de la serie original de televisión, con unas diferencias de calidad abismales.

J. J. Abrams lo tenía clarísimo, su versión del 2009 debía tener una secuela a sus manos, justo antes de emprender el salto galáctico al enorme reto de Star Wars.
Star Trek: En la oscuridad es una segunda parte, un blockbuster veraniego de una franquicia veterana y revitalizada años antes. Repiten los guionistas: Roberto Orci, Alex Kurtzman y Damon amado/odiado Lindelof, repite el reparto (Chris Pine, Zachary Quinto, Zoe Saldana, Karl Urban, Simon Pegg, John Cho y Anton Yelchin) y repiten las sensaciones de hace unos años. Muy buena película, entretenida, espectacular pero acomodada, perdiendo parte del factor sorpresa que la novedad traía a la entrega anterior.



No hay mucha sorpresa gracias a la extensísima campaña de publicidad y a los dos meses de retraso respecto al estreno americano, la amenaza está representada por un soberbio Benedict Cumberbatch, el Sherlock de la genial serie de la BBC, un terrorista que amenaza a la Federación. Sin entrar en harina ni spoilers, Cumberbatch se luce en los momentos que puede que quizás no sean demasiados pero muy bien dosificados a lo largo del metraje. Y es que este hombre, con una mirada, intimida.
Entre las nuevas incorporaciones al reparto encontramos Alice Eve y el gran Peter Robocop Weir con un papel bastante memorable.

Ninguna pega al aspecto visual, técnicamente impecable, con efectos brillantes y si no tienes problemas con las luces de Abrams (hay un par de escenas en el puente de la Enterprise donde los destellos son insufribles) la disfrutarás de sobra. Mención aparte a la banda sonora de Michael Giacchino, espectacular desde el primer minuto.



La película se mantiene, durante las dos horas de duración, a un nivel muy alto, tanto de calidad como de entretenimiento. Combina a la perfección la espectacularidad de las escenas de acción (el prólogo, como ejemplo perfecto) con partes de diálogo, con un sentido del humor muy de agradecer, sobre todo a cargo de Bones o Scotty.
El eje argumental de la película, ademas de la amenaza Cumberbatch, reside en la dualidad Kirk / Spock, uno demasiado humano y otro muy vulcaniano.
Visceralidad contra matemática racionalidad que deben de buscar un punto de equilibrio común para que todo funcione.

La película lo tiene todo y usa sus armas a la perfección para ser un entretenimiento brillante pero hace inevitable el volver siempre a una entrega anterior de la saga y eso es lo que se echa en falta, si nos ponemos exigentes. Un poco mas de riesgo, añadir un toque de aire fresco y alejarse del canon marcado anteriormente. Es solo una pequeña queja, echar en falta una pizca de sal que hubiese sido la guinda perfecta al renacimiento de la franquicia en la gran pantalla.
Pero no se puede tener todo y lo que hay y tal como está, es francamente brillante.

Clásica y modélica, no os la perdáis.

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