miércoles, 11 de enero de 2017

De trenes, ouijas, genios y misterios varios.

La chica del tren es uno de esos extraños fenómenos que aparecen un par de veces al año. Basado en un best seller, de esos que encuentras en cualquier sitio, desde librerías a gasolineras y que a cada nueva edición amplían la faja del libro con una cifra creciente de millones de lectores, no resulta más que el típico thriller de sobremesa, con un misterio central que cualquier espectador resolverá antes del final y un tono soso durante todo el metraje.



Las comparaciones son necesarias: no deja de ser un refrito de Perdida pero sin Fincher tras la cámara y con un guión peor e infinitamente más plano. Hay actores de renombre (Blunt, Theroux, Evans...) en papeles desaprovechados, sin sacarles ni un cuarto de lo que podrían lucir.
Al final da la sensación de que es una película que debía hacerse al ser un libro muy leído, pero esa sensación de obligatoriedad devora la película, dejándola en un flojo pastiche de la aburrida vida moderna, insípido y sin tensión, con personajes femeninos llenos de traumas de revista de autoayuda, hombres fuertes y decididos y situaciones poco creíbles...
Un horror de película.

Pulgares arriba: Que alguien la vuelva a montar en forma de comedia musical. Con Muppets.

Pulgares abajo: Todo.

La escena: Una Emily Blunt maquillada para hacerla pasar por alcohólica montada en un tren que es un croma gigante. Falsos problemas en entornos falsos con situaciones falsas; como la película.

The witness for the prosecution (Testigo de cargo para nosotros) es otra de las adaptaciones de obras de Agatha Christie que nos trae la BBC después de la enorme versión de Diez negritos que sacaron el año pasado.



Volvemos al Londres de entreguerras con la misma estética de Diez negritos, alejada del tradicional buenismo que rodeaba las adaptaciones de Christie, con mucha niebla, callejones oscuros y personajes con aristas que cortan.
El trío protagonista soporta con soltura el 90% de la obra: Toby Jones como atormentado abogado, Billie Howle como pobre acusado de asesinato de una rica aristócrata  (Kim Cattrall) y Andrea Riseborough como única coartada. La maestría de Agatha Christie es un hecho y en apenas dos horas se acumulan tantos giros (y tan buenos) que sólo por ello ya merece su visionado.
Quizás un peldaño por debajo del espectáculo que fue Diez negritos, este Testigo de cargo brilla con una ténue luz, en una historia agridulce de pérdida.
Muy recomendable.

Pulgares arriba: El trío protagonista.

Pulgares abajo: Algún problema de ritmo.

La escena: La declaración del testigo clave.


Ouija: El origen del mal aparece como precuela de la horrenda Ouija de 2014 que ofrecía terror adolescente de baja categoría y mucha desgana.



En un giro del destino, la Ouija de 2016 resulta un film de corte clásico, con estética y pretensiones de antaño, elaborando un poco mas la historia por encima de los sustos fáciles  (que también los hay, por supuesto). Nos vamos a finales de los años 50 del siglo pasado, con toda su inocencia y con las ouijas como juego de mesa, vendiéndose en jugueterías y almacenes. El terror viene por ahí, cocinado a fuego lento, más cercano a The conjuring (salvando el océano de distancia) que a su primera entrega.
Terror asequible y agradable en hora y media de entretenimiento.
No pidáis nada más.

Pulgares arriba: Su planteamiento original y alejado de moderneces. Gente chunga con las bocas abiertas y los ojos abiertos susurrando al oído.

Pulgares abajo: Vale que se supone la ingenuidad de la época pero hay personajes con acciones imposibles.

La escena: Cualquiera con la inquietante Lulu Wilson.

Detallito
: El padre Tom Hogan, profesor de las chicas protagonistas, no es otro que Henry Thomas, Elliott en E.T.

Under the shadow (Bajo la sombra en Netflix) es uno de los ejemplos de la dirección que ha tomado cierta vertiente  del terror actual, mezclando dramas reales con elementos fantásticos que van devorando la trama, bocado a bocado. El terror de lo social, del abandono o la locura enfrentado al terror clásico de monstruos imposibles. El miedo a "lo de dentro" en pelea con las bestias "de fuera".
La atención se centra, en esta ocasión, en la guerra Irán-Irak de mediados de los 80, en la figura de una moderna madre y su hija que se quedan solas en su edificio mientran que las bombas caen sobre Teherán y son acosadas por un extraño ente.



La parte dramática ocupa gran parte del metraje dejando poco espacio para el terror, que aparece en chispazos antes de su explosión final. Su transcurrir es algo lento, interesante pero pausado y las notas discordantes introducidas en forma de sustos van sosteniendo la película  (siempre y cuando quieras ver uns película de terror). Cuenta con una dirección excelente, buenos actores y no se complica mucho la historia. Todo un logro para el cine iraní.

No es The Babadook pero se deja ver y se agradece el intento. Una joyita, puesta en el contexto del cine del que proviene.

Pulgares arriba: Dos o tres momentos tensos de mucha calidad, dirección incluida.

Pulgares abajo: Repetitiva y de ritmo poco constante, puede llegar a aburrir.

La escena: Lo que se esconde bajo la cama durante un bombardeo...

1 comentario:

  1. La chica del tren me parece un despropósito desde el trailer, que te cuenta TODO. Me llevo la serie apuntada, que la otra de la BBC me chiflo :)

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