miércoles, 1 de junio de 2022

Reseña de El don de la muerte - Daniel J. Volpe / Dimensiones Ocultas

Dimensiones Ocultas es una editorial joven que llega a cubrir un nicho (¡ja!) muy necesario en el mercado de literatura de género. Paperbacks de terror, lindando con temas extremos (gore, splatterpunk, etc) con novelas que se saldrían un poco de lo común. 
"El Don de la muerte"de Daniel J. Volpe es la quinta novela publicada por el sello, una locura con una banda de trash metal, vampiras, sexo, sangre, algunas movidas bastante aberrantes y todo ello en menos de 200 páginas.



El argumento. 

El DON de la Muerte está de gira y Cameron, un adolescente atormentado, descubre el secreto de los tres miembros de la banda, Sarin, Vee-Exx y Arsénico. Los seguirá por todo el país en busca de algo más que un autógrafo. Pero no será el único que vaya detrás de los DON, porque Cyril y Néstor, dos detectives privados, tienen una misión que cumplir y van armados hasta los dientes… de agua bendita. 

"El don de la muerte" es la novela más extrema que ha publicado Dimensiones Ocultas, por ahora. Y siempre bajo mi criterio, claro, que en estos temas existen límites muy flexibles en función de las personas; lo que a mi me puede parecer una barbaridad, a otra persona le puede parecer Disney. 
Cosas.

Dientes que muerden, cosas que chorrean. 

Daniel J. Volpe marca la línea a seguir desde el principio. Un primer capítulo muy potente, con todos los ingredientes que luego va a presentar el resto de la novela. En esas primeras páginas, a través de un concierto narrado de forma muy cinematográfica, ya vamos a conocer a las integrantes de El don de la muerte, la banda de trash metal integrada por Sarin, Vee-Ex y Nic (de Arsénico). Potentes estética y musicalmente, se idealizan como personajes que conectan con partes profundas del cerebro. 
Sexo, lujuria y sangre, vamos. 

Sarin y Vee son vampiras, de las clásicas, de las que han dejado atrás casi cualquier vestigio de humanidad y solo quieren baños de sangre, perdiendo su explosiva imagen humana para convertirse en una forma de miembros imposibles alargados, garras y dientes afilados, de tiburón. Y comen, desgarran, follan y beben, de todas las formas y lugares imaginables de la anatomía humana. 

"El don de la muerte" es una novela oscura y, si la parte más oscura está representada por las vampiras, la parte humana no se queda atrás. 
Los hermanos Visser, una especie de hermanos Winchester de Sobrenatural pero desatados, desquiciados y con una moral muy laxa, capaces de coger cualquier encargo detectivesco y darle la vuelta en su beneficio propio. 
Cameron otro de los protagonistas humanos, tampoco resulta una luz inspiradora. Aplastado por la vida, aislado socialmente, solo quiere convertirse en vampiro y seguirá a El Don hasta conseguirlo... 

Tres historias que confluirán en su última parte pero, por el camino, entre excesos, fluidos sexuales y mordiscos, Volpe tiene tiempo para narrar el pasado de algunos personajes, intentando crear un mundo propio. 

El camino del exceso. 

"El don de la muerte" es una novela de nicho (si acaso existe esa cosa): muy centrada en su estilo, sus raíces y su propia esencia, sin concesiones a otros géneros. Ahí reside gran parte de sus virtudes y de, oh no, sus defectos. 
No tengo ningún problema con sus excesos, es una marca de la personalidad de la novela y no tengo ninguna traba con sus fluidos, bocados, prácticas sexuales extrañas, filias, fobias, pechos, culos, penes y pezones. No me voy a poner colorado, aunque alguna cosa me haya dejado mal cuerpo. Pero, a ratos, resulta repetitivo
Volpe establece una dinámica, sobre todo en su primera mitad, que presenta algún aspecto del grupo de personaje que toque, adornado con alguna brutalidad. Y en ese juego de superación guarra, la novela pierde fuelle. 


También he tenido algún problema con la narrativa del autor. Siempre contundente, precisa como un navajazo pero, a veces, me resultó demasiado repetitiva. Muchos brazos que se cruzan debajo del pecho, muchas descripciones centradas en atributos corporales, etc. 

Y el principal problema: su tramo final. Se plantea una situación que daría pie a un juego bastante entretenido pero Volpe toma la directa y soluciona la papeleta en un puñado de (brutales, eso si) páginas. Demasiado rápido, casi quirúrgico aunque el bisturí esté oxidado y la herida abierta chorree sangre. 
Y si, la segunda parte está en camino. 

En definitiva. 

"El don de la muerte" es una pequeña locura llena de excesos, una novela de vampiros sin ningún tipo de límite autoimpuesto y donde Daniel J. Volpe puede dar rienda suelta a sus barbaridades. 
Funciona al igual que funcionaban las películas más desatadas de los 80: ya desde el inicio te sumerge en una dinámica en la que todo vale y, claro, cualquier idea es bien recibida. 
No dudo en que "El don de la muerte" vaya a encontrar a su público pero tampoco es una novela a recomendar de una forma masiva. Esos excesos, muchas veces simplemente por ir un paso más allá, sin tener ningún motivo aparente para ello, y la brusquedad de Volpe en algunos momentos de la narración, junto con su atropellado final, pueden hacer que te distancies de la lectura.

Dimensiones Ocultas apuesta, con riesgo, con un titulo así pero le da un tratamiento de lujo, al igual que el resto de libros publicados: una traducción del editor oscuro himself, Roberto Carrasco y la impactante portada, como siempre, de Suspirialand (hay un pequeño error en las primeras páginas, en forma de párrafo repetido: no afecta a la lectura y, hey, vais a tener un auténtico objeto de coleccionista en el futuro) 
La mayor virtud de "El don de la muerte" está en su conexión literaria con el trash metal: frases cortantes como riffs frenéticos de guitarra, unas ideas violentas y un doble bombo de diversión sin límites, sangre, sudor y sexo. 

Por cierto, ¿sabéis lo que es una ducha romana? 

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