lunes, 26 de diciembre de 2022

Cristales y neones

Hablo de cine como hablo de todo: desde mi perspectiva de aficionado y sin tener ninguna idea de técnica, estructura y demás aspectos.
Y de cine quería hablar un poco.

Veréis.

He visto, en una de esas extrañas situaciones no planificadas, un par de películas en plena navidad. 
Venía de ver "She-Hulk", que me pareció una serie maravillosa, entretenida y alejada de esa épica rancia que, a veces, absorbe lo Marvel, y coincidió con el estreno de "Glass Onion", uno de los pelotazos de Netflix del año, peli de Rian Johnson, con un plantel espectacular.

Así que ahí nos pusimos, a ver "Glass Onion".
Dos horas de peli que, visto lo visto, ahora es lo normal. 



Antecedentes: Rian Johnson me gusta mucho pero "Puñales por la espalda" pues eso, regulin. 
Tenía reparto, ideas, chispa pero se me hizo larga y, en ocasiones, un poco torpe. 
Mis expectativas con "Glass Onion" iban en ese sentido: un Cluedo algo alocado, con muchos temas actuales hilados en los diálogos y un enredo resultón.
Y, bueno, eso se ha cumplido.
Más o menos.
Johnson juega a reinventar (reventar) el género y nos ofrece un misterio en una isla cerrada con un importe punto de giro en la mitad.
Y ya.

A ver, entendedme. 
Comprendo los motivos y no puedo estar más de acuerdo en lo que cuenta y en cómo lo cuenta pero hay cosas que me hacen gracia.
Me hace gracia ver una película que pone, en parte, el punto de mira en el mundo actual, la unión de poderes políticos, sociales, del entretenimiento, culturales, científicos..., cogidos de la mano con el ricachón de turno, que lo controla todo, sin ética alguna.
Y eso lo estoy viendo en Netflix, un monstruo de streaming que devora contenido, sin mucha criba, y que, como casi todo, depende de un magnate (llamémoslo Mister Nx).

¿Eso deslegitima el mensaje de Rian Johnson?
No, claro, todavía (to-da-vía) hay libertad creativa y el director y guionista se las apaña para que todo te quede claro, a ver si calan ciertos mensajes en muchas cabezas, y te lo envuelve en un celofán maravilloso lleno de brillos y estrellas (Janelle Monáe es tremenda, por cierto y "Antebellum" otro peliculón...).

Pero dudo: ¿cómo verán algunas mentes esta película? Pues como un artefacto woke/progre, lleno de mensajes bonitos que no valen para nada porque solo interesa el poder, el dinero y la gente guapa en piscinas. 
¿Hay neuronas funcionales ahí dentro o está la mielina pocha de tanto mensaje tóxico?
No lo sé, la verdad, pero siendo sincero, no creo que eso cale.

"Glass Onion" está bien, pero sin pasarse, y merece la pena verla con la mente abierta y ganas de destruir cosas, aunque no creo que Mister Nx haya puesto millones para eso, para destruir sus figuras de cristal.
Para eso está él.

Al día siguiente, Navidad, tocaba ver una peli. No muy larga, que luego había NBA a hora decente, así que saqué mi catálogo de pelis que no debería de tener porque en España no hay Shudder ni nada parecido pero lo tengo igual porque hago cosas no muy legales ni éticas pero, oye, ni fumo ni bebo y tendré que ir al infierno por algo, y pusimos "Christmas bloody christmas"
Mi primer contacto con Joe Begos, recomendado por una de mis youtubers de cabecera, la genial Carlita de Pedacitos de terror.
Y, guau, me voló la cabeza.

La historia, el slasher, de (ojo, cuidao) un Papá Noel robótico diseñado por el gobierno USA para uso militar pero que funciona regular y se recicla en un Santa Claus + y así adornar jugueterías de toda Norteamérica unida, es maravillosa.
Maravillosa si tienes las conexiones neuronales como las mías, claro.
Cine rodado de manera tradicional (en 16 mm), saturado de copos de nieve, luces navideñas, neones y chorros de sangre.
Hora y veintisiete minutos que celebré muchísimo. 
Tanto que al final levanté los brazos y grité.

Una película con todos los típicos tópicos de pueblo norteamericano pequeño, mucha nieve, una protagonista (Riley Dandy), final girl, maravillosa y una primera parte de diálogos creíbles, ingeniosos, con los que casi me pongo a hablar con la pantalla (de rock a Mary Lambert o sobre cuál secuela de pelis chachis es mejor) 
Ah, y el final. 
¡Menudo final! 

Y eso, a lo que voy. 
El mensaje de "Glass Onion" y de "Christmas bloody christmas" tiene varios puntos en común y ambas parten de géneros con personalidades marcadas. 
"Glass Onion" tiene millones de presupuesto y me imagino que la otra ha tenido que hacer malabares para encajar cualquiera de sus fenomenales efectos prácticos o alguna explosión.
Pero una, la construída, pensada y calculada para ello,no me ha llegado y no creo que la recuerde mucho tiempo.
Sin embargo la otra, la chatarrera, la de las letras de los créditos que parecen hechas a mano, con los protagonistas que pueden ser vecinos tuyos enfrentándose a una movida tan loca como un CyberSanta, esa, justo esa, que se ve como una peli de finales de los 70, esa es mi favorita.

"Shudder" es otra plataforma de streaming y, si nos ponemos a mirar, seguro que en última instancia pertenecerá a cualquier magnate de derechas con miles de tentáculos en múltiples negocios y que, un buen día, decidió invertir cuatro duros en un streaming para tener entretenidos a los fans de la sangre, el demonio, las tetas y las cosas feas, que tienen muy poco dinero de sus trabajos de mierda y hay que sacárselos.
Pero ahí ese mensaje contra lo establecido, el frío futuro, lo digital y el orden, cala, se siente natural, ofensivo, con poder, como el "Están vivos" de Carpenter. 
Ahí la queja y la protesta tienen sentido, entre vinilos, dvds y VHS, entre libros de tapa blanda y estanterías repletas.
Quizás sea porque cada cosa tiene su lugar, aunque no lo veamos tan claro, y no es lo mismo romper las reglas, desafiar al poder, lanzando brillantes y carísimas estatuas de cristal, que en el fondo te importan una mierda, en una mansión que tirando estanterías llenas de vhs y paperbacks, cosas que te dan la vida y el sustento, mientras escapas de la maquinaria que personifica ese mismo poder.
Y en 16 mm.

Yo no me veo en "Glass Onion" y sus movidas y personajes, siendo sincero, me importan poco. Aunque comparta sus ideas.
Ahí Rian Johnson está muy hábil con ese giro intermedio que os comentaba, pero el resto me parece más ficción que ver un Santa+ con un hacha.
Es como entrar en un banco o en misa y escuchar, no se, el "Black Hole Sun" de Soundgarden. Algo no encaja, no se siente natural.
Pero si me puedo ver con una camiseta, unos tejanos y estanterías llenas de mierda, de mi mierda, de "¿para qué quieres eso si está en Netflix?" o "Si ya lo has leído, ¿para qué lo guardas?".
Ahí vivo yo y ahí me cala ese mensaje.
Ven, Santa Claus +, me encontrarás preparado.

Recomendación final: también he visto pero no debería "Deadstream", otra gamberrada de Shudder, un live streaming hecho con cuatro duros, mucha ilusión y homenajes a "Evil dead".
Que alguien nos traiga Shudder a España: somos pobres, sabemos leer subtítulos y nos gustaría daros nuestro dinero ganado con el sueldo mínimo.

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